La generación de los 90 creció con esta historia, con la que era casi imposible no llorar. Gran parte de nosotros vio a Mufasa como el rey de la selva y de la vida de Simba, y lo tomábamos como referente de las actitudes de nuestro padre, a quien, cuando pequeños, siempre vemos como nuestro máximo héroe.
A solo dos meses de haberse estrenado la versión live action de Aladdín y cuatro desde Dumbo, llega a la pantalla grande la apuesta más segura que ha tenido Disney durante el año: El Rey León. Jon Favreau, director de la cinta, en esta oportunidad nos cuenta la vida de Simba tal cual nos la contaron en 1994. Los cambios dentro de la trama son mínimos y si bien, a momentos se podría pensar que estás viendo un reportaje de Nat Geo, rápidamente vuelves al contexto del film cuando te encuentras con los representantes de los tan queridos personajes Zazú, Rafiki, Timón y Pumba.
Si bien, cada vez que se lanza el remake de un clásico nos preguntamos ¿con qué fin hacen esto? (sobre todo si la historia es destruida), en esta oportunidad podemos quedar conformes. Visualmente es un logro magnífico de la animación computarizada y podría ser perfectamente la versión de “El Rey León” para las nuevas generaciones.
Si te preocupan los cambios en la historia y la carencia de música (punto importante dentro de la trama original) puedes estar tranquilo/a, porque al parecer Disney escuchó las críticas que usualmente salen a las luz tras ver un live action. Tiene los mismos valores que nos encantaron hace 25 años, seguimos viendo el proceso de crecimiento individual de Simba, cómo predomina el amor, el cariño y el cómo cambia su vida después de perder a un ser querido.
En esta oportunidad Disney busca dejarnos claros los avances tecnológicos existentes a la fecha y que ellos van a la par junto a estos. Quizás el fotorrealismo no acompañó del todo en las expresiones a los personajes, pero agradecemos enormemente el trabajo por conservar la historia original, sin agregar ni quitar personajes, sin cambiar el ambiente que rodeaba a los protagonistas y que soñábamos conocer cuando pequeños por sus colores.
El film dura 116 minutos y conserva el sentido del humor de algunos personajes. Honestamente no hay mucho que extrañar de la cinta original y se agradece en demasía el hecho de conservar los detalles de la primera entrega de la vida del león que se convirtió en rey de la selva. Se agradece la intensión de apelar a la emotividad en quienes crecimos con el pequeño Simba y su amiga Nala, quien es expuesta con un rol determinante y poderoso, que tal vez cuando niños no entendíamos, pero que hoy comprendemos completamente al darnos cuenta del poder de la mujer dentro de la sociedad.
El rey león se estrena este jueves en las principales salas de cine de nuestro país, y sin duda será un panorama imperdible para estas vacaciones de invierno.
Por Grace Aravena