El pasado domingo 26 de febrero se celebró la 89.ª entrega de los premios Óscar, otorgados por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas, donde en una ceremonia no exenta de polémicas, el último premio de la noche y el más importante de todos, el premio a mejor película, fue para Moonlight (Luz de Luna), que por lo demás también se llevó los premios de mejor guion adaptado y mejor actor de reparto para Mahershala Ali. En la reseña de hoy, veremos porqué tuvo una tan buena recepción por la crítica y de si efectivamente es o no la merecida ganadora del premio a mejor película.
Escrita y dirigida por Barry Jenkins, Moonlight nos cuenta en 3 etapas de la vida, la historia de Chiron, un niño afroamericano que debe aprender a vivir el día a día enfrentando complejos desafíos, como una madre drogadicta (Naomi Harris),la búsqueda de su propia identidad y cómo lidiar con su propia homosexualidad contando sólo con el apoyo de Juan (Mahershala Ali), su esposa Teresa (Janelle Monáe) y su amigo Kevin.
Curiosamente, Moonlight es una de las películas de menor presupuesto que hayan ganado el premio de la Academia, con un costo de 1,6 millones de dólares. Y no es ninguna sorpresa. El punto de mayor fortaleza de esta película y de donde sustenta buena parte de su valor, no es en lo estrambótico de sus escenas, con grandes sets o caros efectos especiales, sino en la sutileza con la que cuenta su propia historia. La película nos presenta tres actos centrales, cada acto es una etapa de la vida de Chiron, y cada acto está claramente definido con una introducción un desarrollo y una conclusión, y con un clímax ubicado justo antes del término de cada acto. Pero esta sutileza a la que me refiero no yace solamente en lo bien estructurada que está la película. La mayor virtud de esta obra, a mi parecer, está en los colores, los movimientos de cámara y la música. Estos tres elementos tienen el gran mérito de pasar desapercibidos en ciertos momentos de la película, y en otros momentos no podrás evitar sentir que se toman por completo desde la escena entera hasta el cuadro más pequeño. Estos elementos armonizan notablemente con una historia que es universal, humana y que ahonda en la realidad de los barrios marginales de Miami, mezclándolo con la empatía que genera el relato de vida de un niño que para encontrarse a sí mismo debe sobreponerse a los desafíos del mundo en el que está inmerso, y que al final del día logra algo que muchos dramas carecen, una catarsis profunda. Por supuesto esto no sería posible sin unas actuaciones de primer nivel, principalmente considerando que al estar la historia divida en la niñez, adolescencia y adultez de Chiron, necesitas que los tres actores que lo encarnan encuentren un equilibrio que te haga pensar que son la misma persona, lo cual se logra con creces. Por supuesto, un Jumbito especial para Mahershala Ali. Te das cuenta que el premio a mejor actor de reparto es merecido cuando aun teniendo no más de 20 o 30 minutos de pantalla, Ali se roba por completo la película en esos pocos minutos, dejando una marca imborrable durante los 90 minutos restantes. Su actuación demuestra el espléndido trabajo tras el actor. No por nada se convirtió en el primer actor musulmán en ganar el premio de la Academia.
Y ahora, la duda que muchos de los que no vieron Moonlight tuvieron después de ver la entrega de los Óscar: ¿Es realmente merecedora del premio a mejor película? En mi muy humilde opinión, y a pesar de la gran calidad de este filme, me parece que tanto Manchester by the Sea y La La Land son superiores a Moonlight. Claro que en gustos no hay nada escrito, pero cuando la comparo con Manchester by the Sea, siento que a Moonlight le faltó un mayor impacto en lo emocional, es decir, hacer que el espectador sienta lo que los personajes están sintiendo en el momento, que no es lo mismo que la catarsis que mencioné hace un momento. Por otro lado, si la pongo en la balanza con La La Land, Moonlight tiene un mejor guion (aunque no por demasiado), pero La La Land gana en aspectos más técnicos, como la dirección, el montaje y la cinematografía (hacer un plano secuencia como el del inicio de La La Land debería tener un premio aparte).
En resumidas cuentas, Moonlight es una película de primera, construida de una manera sumamente artística y casi bordeando lo poético, pero no llega a transmitir las fuertes emociones que vemos reflejadas en la pantalla, y tampoco logra generar un mayor impacto en el espectador más allá de una catarsis momentánea. Al parecer a la Academia le pesó bastante la campaña #OscarsSoWhite del año pasado, pues me parece que este premio fue más una acción políticamente correcta que una meritoria.
Por José A. Pino