Ok. Leí la sinopsis de esta y decía algo como “aterrada por visiones terroríficas de la infancia de una criatura con dientes afilados…” y yo llegué muy “wena, perrits, vamoh a ver una de miedo y unas piscolits”. No, bueno, no, pero sí pensé que iba a ser de miedo. Yo y el 99,9% de la sala, todos +20tantos, ahí dando cara por el gusto a un buen sustito old style, métale sangre, métale dientes, métale criatura noctura bien creepy toda full rankeada.
Y la primera parte de la película les juro que estaba como “oye, esto no es una película de miedo: es una metáfora del abuso”. Buena onda… O sea, no buena onda que pase, pero sí que se discuta. Tipo The Room. No me sentía estafada porque creo que es un tema importante de discusión y si me llevan engañada a cine para verla y obligarme a después conversar sobre el abuso infantil, la percepción del niño sobre el abusador y todas las implicancias psicológicas (y de paso me ponen su buena película de terror/suspenso), todo bien.
Entonces, figuraba yo, viendo a esta niña súper linda encerrada en un ático con un viejo entero care-depravado que le ponía inyecciones y la asustaba con una criatura que estaba afuera cuando de repente ¡Boom! La niña crece y sale del ático y ¡Boom! Ponen a esta actriz con cara y voz de actriz porno que te saca absolutamente de onda, en la eterna espera de que le reaparezcan las visiones a esta niña medio salvaje que ha vivido toda su vida con su daddy en una habitación en medio del bosque.
Lo demás es historia, queridas Hojitas, porque de ahí en adelante todo es Crepúsculo. Sí, escucharon bien: Crepúsculo. Sin vampiros. Sin niñas computarizadas mal hechas, pero con sexo teen. Volví inmediatamente a mis 14. Y toda la sala. Y todos nos reímos. Y todos lloramos. Y todos nos dimos cuenta que habíamos sido engañados: no era de terror/suspenso. Era Crepúsculo.
Pero nada… no todo estaba perdido. Nope. Si logras hacer el cambio de switch lo suficientemente rápido, podrás encontrar una película entretenida que te llevará a tu pasado darks de fotologs y ponceo. La recomendación, en todo caso, es llevar a sus adolescentes favoritas (+14/15 porque tiene una escena erótica) a conocer cómo era el romance por allá en los 2010’s, la época victoriana de los millenials, cuando Bella se enamoró de un vampiro… pero sin vampiros. Con Criaturas nocturnas.
Lo importante es que vayan preparados para lo que van a ver. Quizás fue culpa mía. Lo sé. Lo admito. Pero también admito, en honor a mi pokemona interior, que es una película entretenida. Apta para valientes y no valientes, con un plot twist medio loquillo, que resalta la femineidad, el coraje de la mujer y el instinto maternal versión cosa gigante con pelos.
¿Entre ir a verla y no ir a verla? Es un buen paseo de domingo con su teen favorita. Típico se enamora de uno de los principales o sale queriéndose pegar pelos negros y colmillos. Más que una gran obra maestra es un: compre nachos, compre cabritas, relájese y disfrute de lo que los efectos especiales han logrado hacer con nuestras obras juveniles.
Por Adriana Villamizar