Esta semana se estrena Un momento de amor (Mal de pierres), película francesa protagonizada por Marion Cotillard, Louis Garrel y Alex Brendemühl. Y dirigida por Nicole García. La película está basada en la novela del mismo nombre de la escritora italiana Milena Agus.
La trama se enfoca en Gabrielle (Cotillard), una joven francesa que ha idealizado la idea del amor que luego termina en un matrimonio arreglado. Su historia sufre un vuelvo cuando las piedras en su riñón, cálculos renales, le causan malestar. Su esposo, Jose (Brendemühl), la interna por algunas semanas en una clínica especializada ubicada en los Alpes para curarse. Ahí conocerá a un atractivo veterano de guerra herido (Garrel) del cual se enamorará perdidamente.
La historia transcurre en Francia después de la II Guerra Mundial, lo que le otorga ese carácter nostálgico y de lejanía. El personaje de Gabrielle es primitivo, sus emociones son tan fuertes que la llevan a ser intrépida en su búsqueda de amor sin preocuparse de las consecuencias.
Sin embargo, la película es bastante típica dentro del género romántico, la actuación de Cotillard es destacada, pero el films no consigue sobresalir como hubiera esperado. Es tal la sensibilidad y la pérdida de Gabrielle que es fácil sentir empatía, pero llega al extremo de ser penoso en algunos pasajes. Aunque el deseo de Gabrielle por el soldado en un mundo donde cada uno tiene una limitación es enternecedor.
La puesta en escena del score y las locaciones usadas, como el balneario de los Alpes logran provocar este sentimiento de fragilidad y anhelo. Pero por cómo está manejado el guion en contar la historia, falla en otorgarle un desarrollo completo a la protagonista, siendo un poco decepcionante. Luego de estar 20 años, enfrascada en una ilusión que se desemboca por escrito, sigue siendo la misma persona.
El mismo giro al final, parece ser algo que promete un cierre digno para tal sufrida protagonista, pese a la promesa, éste termina siendo un tanto ambiguo que a muchos les dejará preguntándose: ¿Eso fue todo? De todas maneras, para los amantes de las películas románticas y de época, puede que les llegue al corazón este relato francés.
Por Constanza Lobos
