Vi esta serie como viciada apenas salió (el 5 de enero) en Netflix: con todas mis ilusiones y esperanzas puestas por ser un original (de Netflix). Puedo decirlo: no me decepcionó. Es entretenida, con humor negro (muy británico), con ese refrescante toque teen noventero, emociona, crea empatía y tiene sus escenas crudas de sangre. Sin embargo, me demoré en escribir esta reseña. La serie me dejó con un mini infarto que no supe procesar sino hasta ahora y el título ¿por qué el título?. Así que aquí les va una reseña diferente: una reseña conspirativa.
The end of the f***ing world es una canción de The cure. Sí, The cure. The end of the world de The cure. Ok, no es una reseña conspirativa, pero es entretenido ver cómo se relaciona. Si la escuchan y prestan atención a la letra cuando terminen la serie, las piezas caen su sitio con la fuerte carga simbólica que tiene la trama.
La canción parte así (¡póngale play!): Go, if you want to. I never try to stop you (que traduce algo como “vete, si quieres. Nunca intento detenerte”) La historia comienza con James, un adolescente apático con ganas de matar que es incapaz de crear vínculos con nadie en su entorno porque literalmente los odia a todos hasta que conoce a Alyssa. Know there’s a reason for all this you’re feeling low (debes saber que hay una razón para todo esto que sientes). Y decide quedarse con Alyssa porque ve en ella una potencial víctima de asesinato. Love, it’s not my call (Amor, no es mi turno/llamado). James se siente incapaz de amar a nadie. You couldn’t ever love me more (no pudiste amarme más), pero Alyssa cree que podría amarlo.
¡Y sigue! ¡Escúchenla al terminar la serie! ¡Todo calza! El tema es que después deciden escaparse y ahí comienza la aventura: una aventura sin un rumbo definido y mal planificada, donde los pensamientos de cada uno apuntan a deseos distintos. Él a buscar el momento apropiado para cortarle el cuello, ella una huida de su casa.
Lo maravilloso de la serie (aparte de parecer una canción de The Cure) es que los personajes evolucionan con ella. Crecen. No son estáticos. Los sucesos los marcan y modifican su conducta. Llegan a ser impredecibles, dentro del marco que permiten las producciones cinematográficas masivas (que a veces es un tanto estrecho). Desde mi ojo no-tan-experto, todo está bien logrado; desde la fotografía hasta la música. Las actuaciones también son muy notables porque dan credibilidad a la serie.
Eventualmente, después de 8 capítulos que suben en niveles de adrenalina uno tras otro, la serie termina… y maybe we didn’t understand, not just a boy and a girl, it’s just the end of the, end of the world (Quizás no entendimos, no solo un chico y una chica, es solo en fin de, el fin del mundo). Espero que disfruten su mini-infarto (porque es un Must see del verano) ¡Que no te la cuenten! ¡Véala ahora mismo en su Netflix favorito!
Por Adriana Villamizar