Lo que nos cautivó en la primera temporada: una familia disfuncional, un matrimonio irrisorio, competencias entre agentes inmobiliarios y claro, una mujer zombie; ha vuelto.
El final de temporada de la anterior fue extraño, no parecía ser un cierre si no más bien, otro capítulo más. Eso se arregló en esta ocasión, otorgándonos una conclusión de lo más graciosa e irreverente.
La historia retoma el punto, donde Joel sale del manicomio, mientras deben conseguir vómito de bilis de un serbio para Sheila. Y vaya que es satisfactorio ver cómo continúa la trama.
Un gran cambio, fue que se pueden ver más las consecuencias psicológicas reales de ser zombie y cómo esto daña a tu familia. O peor, desconocerse por completo.
El humor también subió de nivel y pudimos ver más crecimiento en el resto de los personajes secundarios. Lo mejor es que quedó justo para una tercera vuelta, así que solo nos queda esperar.
Por Constanza Lobos