El día D se acerca y un grupo de soldados debe inmiscuirse en la Francia ocupada por los nazis. Tienen solo una misión: destruir la torre que transmite información para que los aliados puedan llegar con sus aviones y comience el desembarco de Normandía. En la desesperación unen fuerzas con una joven francesa y juntos descubrirán que, detrás del horror de la guerra, existe algo peor.
Producida por J.J. Abrams, Overlord funciona como un cierto tipo de película a lo Rescatando al Soldado Ryan y Band of Brothers con su esencia de película tipo B. La combinación es interesante, consigue mezclar la violencia y el gore junto con la tensión constante que se vive de principio a fin.
La realización de la cinta es un trabajo bien hecho. Sirve como ejemplo mencionar el buen manejo de la tensión y cómo no abusar de los screamers. Existe una clara diferencia en querer alejarse un poco de lo dramático y violento, cuando aparece uno que otro buen chiste. Un punto fuerte es la propia dirección de Julius Avery (Son of a Gun) la que origina secuencias perturbadoras que mantienen la tensión a través de todo el filme; tomas que por su espontaneidad asustan hasta al más valiente.
Los efectos especiales son espectaculares. Sean en CGI o no, este largometraje logra crear una ambientación cruenta y tenebrosa. La preocupación por el detalle en el aspecto visual tiene sus ganancias, de hecho, gracias a la brillante fotografía, existen varias escenas llamativas por su composición y uso de color.
El montaje tiene un gran papel en historias como esta. Cuando la edición está al dente se nota. Y cuando no es un desastre. Gracias a ello, el filme posee un ritmo que va acostumbrando al espectador a esperar siempre lo peor y vaya que es estresante.
Operación Overlord innova dentro de su género, lo que le permite a la cinta ser refrescante y un referente actual entre los mejores trabajos de terror de lo que lleva el año. Puede haber una escena que te haga sufrir de miedo y a los segundos aparece un chiste que te hace decir en voz alta: “Vaya no estaba preparado para reírme”.
Cabe mencionar que persona la actuación y personaje de la actriz Mathilde Ollivier es liberador. En ella se puede disfrutar del retrato de una mujer que no es víctima y que es de armas de tomar.
La única falla que podría hacérsele a Operación Overlord es que se toma varias libertades a la hora de sacar adelante la trama. Es decir, se pasa a llevar la caracterización de personajes con el fin de mover los engranajes. No es terrible, creo que sería mi única gran crítica al largometraje.
Vale decir que es una experiencia inolvidable, de hecho, de tan tensa que estuve me empezaron a temblar las piernas. Y durante su duración varios espectadores dieron saltos en sus asientos mientras se tapaban la cara. Una pieza totalmente recomendable que sabe qué es y qué quiere provocar.
Por Constanza Lobos