Entre las novedades de Penguin Random House de este mes destaca el libro Cochrane vs Cthulhu del escritor chileno Gilberto Villarroel. Para conocer más detalles de su comentada obra nos contactamos con él para hacerle algunas preguntas. ¡No se la pueden perder!
Gilberto Villarroel (Chile)
Muchas gracias a Gilberto Villarroel por acceder a responder nuestras preguntas.
Aquí les dejamos la entrevista para que conozcan lo que nos contó.
Fue un cruce de cables que se dio de manera paulatina a lo largo de varios años. Por ponerle una fecha de inicio, desde 2012, cuando, durante unas vacaciones, vi por primera vez desde la costa francesa la silueta de Fort Boyard, un monumento histórico que inicialmente fue concebido como una especie de castillo artillado en medio del mar para proteger el acceso al Arsenal de la Marina de Guerra, ubicado en Rochefort, y para enfrentar a los buques ingleses. Su estructura es como la de un navío de tres puentes, pero de piedra. El lugar está abandonado buena parte del año, expuesto al viento y a las tormentas, aunque en verano ser utiliza como locación para grabar un reality show. A mí me parecía más apropiado para una película de terror de época. Cuando supe que Lord Cochrane había destruido en 1809 las primeras bases de ese fuerte, lo que obligó a Napoleón a postergar su construcción, supe que había encontrado la hebra definitiva de una historia. Y, como siempre me ha gustado mucho la literatura de H.P. Lovecraft, durante una noche de insomnio en París escribí en una libreta el título de la historia: “Cochrane vs. Cthulhu”. Al principio lo imaginé como una novela gráfica, pero mientras escribía el tratamiento, de la manera más detallada posible, lo vi fluir como una novela de época, pues para entonces ya había descubierto que Cochrane había inspirado un género literario propio, la llamada “ficción naval napoleónica”, a la que debemos las sagas de Hornblower y de Jack Aubrey. Y decidí, como homenaje a Cochrane, apuntarme con una novela donde el protagonista fuese él y no un personaje con otro nombre.
¿Qué significa Thomas Cochrane para ti como chileno?
Los chilenos aprendemos desde la escuela a conocer y admirar a Thomas Cochrane. Es un personaje exótico, un extranjero en medio de un panteón encabezado por héroes locales. Eso ya lo vuelve especial. Y también lo recuerdo en artículos publicados en la revista Mampato, que leía cuando niño. Pero lo que más me sorprendió cuando era estudiante fue leer un ensayo, creo que de un historiador naval, que hablaba sobre el plan de Cochrane para rescatar a Napoleón desde su exilio desde la isla de Santa Elena y traerlo a Sudamérica a luchar al frente de las tropas rebeldes en las guerras de Sudamérica. Esa idea de que la Historia, con mayúscula, no era algo inmutable sino que podía ser modificada y que siempre existían varias posibilidades alternativas, me quedó dando vueltas en la cabeza. Finalmente, en el año 2015, pudimos investigar este episodio en Inglaterra y Francia e incluirlo dentro del relato del documental “Lord Cochrane, Capitán de Mar y Guerra”, que escribí y produje y que fue dirigido por Christian Aylwin y exhibido en 2016 en la televisión abierta chilena, a través de UCV-TV. Ahí lo mostramos en todas sus facetas: marino, parlamentario radical, inventor, agricultor, héroe romántico. Fue un largo viaje mental, por decirlo de alguna manera, el que pude completar con este trabajo.
¿Cómo te influenció H. P. Lovecraft?
Comencé a leer a H.P. Lovecraft en un momento especial de mi vida, a comienzos de los 90, cuando el país vivía la transición a la democracia, que en algunos sentidos todavía no concluye y ha sido eterna, más larga que la dictadura. Me impresionó mucho el cuento “El modelo de Pickman”, no sólo por la reflexión sobre el papel del artista como un ser que nos muestra aspectos de nuestra humanidad que tal vez nos gustaría olvidar, sino por la idea de que los monstruos que pintaba Pickman podían ser utilizados, también, como una metáfora. Todos los días veía en las noticias a tipos que habían hecho cosas terribles y que todavía llevaban uniforme y, peor aun, se jactaban de haber sido ascendidos y mostraban a los periodistas sus galones. Decidí ambientar el cuento en el presente, en Chile, y de ahí surgió la película “Chilean Gothic”, que escribí y produje a partir de fines de 1995, dirigida por Ricardo Harrington, y que fue terminada y estrenada en 2000.
¿Qué opinas de que a tu libro se le esté llamando un libro de culto?
Pasó lo mismo en su momento con la película “Chilean Gothic” (2000), porque en el cine chileno contemporáneo no se habían hecho hasta ese momento películas de terror. Me gusta esa calificación cuando reconoce el carácter innovador de una obra, su singularidad, ya sea por la temática, el punto de vista o el cruce de géneros, y me preocupa más cuando se le da la connotación de algo que sólo un pequeño grupo de adeptos puede disfrutar o apreciar bien. Una cosa es ser innovador y la otra es ser hermético; prefiero lo primero. Recuerdo que tras la première de “Chilean Gothic”, film editado en video en Estados Unidos y Canadá como “Pickman’s Model”, el destacado fotógrafo y ex profesor mío en la Escuela de Periodismo de la UC, Juan Domingo Marinello, dijo que la película le gustaba porque obligaba al público a usar su imaginación. Es verdad, porque no mostrábamos todo (tal como Lovecraft no lo descirbe todo en sus libros), dejábamos que algunas cosas ocurriesen fuera de cuadro, el espectador tenía que completarlas. Ese comentario me encantó, y creo que esa es la complicidad que todavía producen las novelas. Son dispositivos de otra época, del Siglo XIX, que mediante las palabras inducen al lector a usar su imaginación. ¡Y es genial que en pleno Siglo XXI, donde la mayoría de las películas te entregan todo digerido e iluminado hasta el último detalle, tengamos la posibilidad de crear mundos al interior de nuestra mente gracias a la lectura de las novelas!
¿Qué opinas de la creciente unión de lo fantástico con lo histórico en la literatura nacional?
Si te remontas al pasado, con libros como “Pacha Pulai”, que todos hemos disfrutado en su momento, creo que esa unión siempre ha existido, pero que ahora los libros tienen mayor visibilidad y ha crecido también el número de lectores interesados en estas obras. Hay un diálogo con otros lenguajes, como los cómics y el cine, que han preparado a los lectores para creer que todo es posible y para aceptar códigos narrativos híbridos.
¿Cómo describirías a tu novela en tres palabras?
Capa + espada + tentáculos.
¿Qué significa al final del epílogo, que “Lord Cochrane volverá? ¿Qué podemos esperar?
Como dirían los noteros de la TV, “todo lo que es tenerse fe”… En junio de 2016, casi un año antes de la publicación de “Cochrane vs. Cthulhu” (mayo de 2017), empecé a escribir el segundo volumen, simplemente porque sentí la necesidad de hacerlo. Trabajé tanto en el primer libro y, aunque tomé elementos del universo de H.P. Lovecraft, al ambientarlos en el Siglo XIX tuve que dar un contexto y un background a toda la historia y eso me llevó a hacer un montón de preguntas que tuve que ir respondiendo y que fueron ampliando mi visión de la trama en medio de la cual sumergí a Lord Cochrane y a los personajes que primero eran sus adversarios y que luego se convierten en sus aliados, como el capitán Eonet y los hermanos Champollion. Pero, como no me gusta caminar sobre seguro, sino que prefiero el vértigo de lo desconocido, estoy tratando de hacer algo diferente esta vez, una especie de secuela/precuela al mismo tiempo, con otra estructura narrativa, lo que me ha obligado a leer e investigar más. Me he divertido mucho, porque parte de la acción transcurre en París, y como vivo acá suelo recorrer lugares que conozco y otros que son nuevos para mí, pero ahora tratando de entender cómo eran en el Siglo XIX. Será, como la primera novela, otro ejercicio de estilo, que exigirá también un compromiso por parte del lector para entrar en este juego. Si hay algo en que he sido constante, ya sea en los filmes de ficción o documentales o al escribir un cómic o una novela, es en no menospreciar la inteligencia del público. Me gusta que la gente complete la historia con sus propios recuerdos y emociones, que use también su imaginación. Y, como yo soy el primer lector de mi propio trabajo, soy muy exigente al respecto. ¿Cuándo terminaré este libro? No tengo idea. Escribo y reescribo varias veces. Pero llegará el momento en que lo leeré y sabré que está listo, tal como me pasó con “Cochrane vs. Cthulhu”. Y entonces tomaré distancia y se lo enviaré a otra persona para que lo lea y me diga si desde su punto de vista realmente vale la pena publicarlo; tal vez a mi amiga Bernardita Ojeda Labourdette, cuya opinión aprecio mucho y a quien le confié mi primera novela.
Muchas gracias a Gilberto Villarroel nuevamente.
Espero que hayan disfrutado la entrevista.
Hasta la próxima.
Por Constanza Lobos
Espero que hayan disfrutado la entrevista.
Hasta la próxima.
Por Constanza Lobos