Encontrar una película de terror en el último tiempo es una tarea difícil, la mayoría de las veces nos encontramos con filmes que, se basan de una música que te mantenga tenso constantemente y sustos provocados por la sorpresa, y no logran desarrollar una trama que logre generar miedo por sí misma y dependa de lo anterior mencionado.
No toques dos veces (Don’t knock twice), dirigida por Caradog W. James (The Machine), cuenta la historia de Chloe (Lucy Boynton), quien viaja para reunirse con su madre Jess (Katee Sackhoff), antigua drogadicta quien la entregó al estado cuando decidió entrar a rehabilitación.
Sin embargo, la película no se centra en la reconstrucción de la dañada relación madre e hija, la verdadera razón del viaje de Chloe es que está siendo perseguida por un antiguo espíritu maligno que ha sido despertado por ella y su desaparecido amigo, Danny, y buscando refugio, va en busca de su madre.
La película, la primera en el estilo de este director, si bien tiene un buen elenco, que cuenta con experiencia incluso ya en otras películas de terror, no logra convencer al 100%. Los protagonistas tratan de sacar adelante la película, pero se encuentran con diálogos y escenas que carecen un poco de verosimilitud y naturalidad, se sienten como forzados para hacer, de mala manera, fluir la historia. Algo parecido me pasó con los efectos, que no se sienten tan naturales.
El comienzo de la película es un poco lento, se tardan en presentar el argumento central, en explicar el porqué de lo que está pasando. Ya más adentrada, esta cobra un ritmo mucho más rápido desencadenando en un final incluso un tanto apresurado.
La relación madre/hija entre Jess y Chloe no termina por explotar en la película, lo que pudo haber aportado un giro al terror psicológico (incluso por un momento pensé que irían por ese camino), pero finalmente, los rencores del pasado quedan a un lado. Incluso el hecho de que Jess fuese una drogadicta, que insinúan algo con esto, queda en nada al pasar la historia.
Por otro lado, destacar los protagónicos, y la constante búsqueda del director de encontrar una vuelta a la historia, con giros argumentativos, tratando hasta el último momento de escapar de lo predecible y sorprendernos a medida que la película se desarrolla.
Finalmente, queda decir que, No toques dos veces (Don’t Knock Twice), cae en este recurso de depender mucho de la banda sonora y los saltos para generar tensión, suspenso y asustar al espectador, pero luego cuando ya pasa la primera etapa de insinuaciones, no logró generar un terror genuino.
Por Luis Umpierrez
