Toda etapa del ciclo vital de hombres y mujeres es compleja. De repente nos enfrentamos a una vida que no conocemos, de la cual hemos sido espectadores y hasta creadores, pero no es lo que imaginábamos de nosotros mismos. Así, nos detenemos en el tiempo impresionados y hasta un poco absortos por la realidad que nos golpea. No es necesario que ocurra un mega evento para darnos cuenta del aquí y el ahora, sino que pequeñas circunstancias desembocan en grandes cuestionamientos de nosotros mismos, de quienes nos rodean y de la vida que estamos construyendo.
Eso es lo que Nicholas Sparks, autor de novelas como: Diario de una pasión, Un paseo para recordar, Mensaje en una botella, Noches de Tormenta, La última canción, Querido John, Cuando te encuentre, y Un lugar para refugiarse, nos narra en su última novela Solo nosotros dos. El libro nos cuenta la historia de Russell Green, quien a sus 32 años pareciera vivir lo que es una vida perfecta. Vive en Charlotte, ciudad de Carolina del Norte, en una gran casa con su guapa esposa Vivian y su pequeña hija de seis años, llamada London. Trabaja como publicista en una empresa y al parecer su vida marcha a la perfección. Sin embargo, la pérdida de su trabajo desatará profundos cambios en la vida de Russell, ya que descubrirá cómo las estructuras que creía fijas se van desarmando poco a poco para llevarlo a nuevas realidades y experiencias. En un principio Russell siente confusión y desesperanza, sentimientos acordes a lo que está viviendo en su día a día, sin embargo, y en la medida que pasa el tiempo se da cuenta que su vida no era tan perfecta como parecía y que al parecer, la vida le está invitando a ser feliz y a reencontrarse con personas que marcaron su pasado.
Leer Solo nosotros dos nos pone como espectador de problemas y crisis que son fácilmente palpables en la vida diaria. No solamente, en la esfera de pareja sino que también a modo personal. Lo que le ocurre a Russell es identificable a muchas personas en el mundo, no solamente un hombre de mediana edad puede experimentar la pérdida de personas queridas, pues nos enamoramos y nos desenamoramos, pero también llega un momento en nuestras vidas en el que nos preguntamos ¿hacia dónde vamos?, ¿esta es la vida que imaginé? No nos atrevemos a salir de nuestro espacio cómodo que es estar casados, con hijos aun cuando tenemos estos cuestionamientos, pero la vida se encarga, de cierta forma, de provocar cambios profundos en los sujetos y eso es lo que experimenta nuestro protagonista.
Además, el hecho de que esté narrada a partir de un narrador protagonista hace que sepamos de primera fuente lo que siente y lo que piensa a partir de su propia mirada de los hechos. En este sentido, también hubiese sido interesante saber la perspectiva de los demás personajes de la historia, como por ejemplo el de Vivian, la esposa de Russell, puesto que es en esta pareja donde se desarrolla el primer conflicto. Como no tenemos un narrador omnisciente que nos relate el punto de vista de los demás personajes, nos quedamos con esta novela que relata solo el punto de vista del protagonista. Pero, no la crucificaremos por eso pues el libro logra que empaticemos con Russell. Suframos e imaginemos lo que significa el quiebre de las estructuras establecidas en su vida y de cómo el protagonista se posiciona frente a la desaparición de su antigua vida, como una nueva oportunidad para reconstruirla. Y es en este proceso que vemos la evolución de Russell, ya que al ser puesto a prueba en los conflictos que se van desatando, se ve continuamente interpelado a sobrepasar los obstáculos y a salir de la comodidad de la vida perfecta. Si bien, esta prueba le causa una profunda desazón al protagonista, también vemos que es la oportunidad que tiene de crecer y evolucionar y plantearse en la vida de forma distinta y con único objetivo: no pasar a llevar sus sueños.
Por Belén Gajardo