En el siguiente link encontrarás la ubicación en Google Maps del Motel Manor House, donde Gerald Foos desde la década de los sesenta hasta finales de los ochenta, observó la vida sexual y social de sus huéspedes a través de rejillas -la torre de vigilancia- estratégicamente ubicadas en el techo de doce de las veintiún habitaciones habilitadas del motel.
Foos convirtió el voyerismo en un arte, cuya obra plasmó en un minucioso diario. Cada observación es relatada con sorprendente detalle en lo que él mismo llama “El Diario del Voyeur”; desde la descripción de los participantes hasta los íntimos pormenores del acto sexual, convirtiendo a los huéspedes en conejillos de indias de la imaginaria investigación de Gerald Foos, el dueño del motel: El mundo es un escenario donde todos son actores y el mundo entero se reduce a las modestas habitaciones del Manor House.
“El motel del Voyeur” es una selección de los pasajes más suculentos del diario, donde Gay Talese invierte los papeles y convierte al observador en el observado. Nos permite asomarnos a la rejilla para saborear el erotismo de Foos. El libro es un análisis de la vida interna del voyeur a partir de la rutina de los huéspedes, mezclando relatos de alto contenido sexual con reflexiones, memorias e interpretaciones de Gerald.
Sin embargo, este no es solo un libro erótico. Talese es uno de los periodistas más reconocidos a nivel mundial por su crónica literaria con obras como “Honrarás a tu padre”, un informe sobre la mafia que inspiró Los Sopranos; “El silencio del héroe”, recopilación de sus crónicas deportivas y “Los hijos”, donde narra la historia de la vida familiar.
Así, “El motel del Voyeur” tiene un afán científico y estadístico, analizando objetivamente al observador y las cifras que otorga de la vida estadounidense y reflexionando sobre los cambios sociales que tienen su representación en los huéspedes.
Así, “El motel del Voyeur” tiene un afán científico y estadístico, analizando objetivamente al observador y las cifras que otorga de la vida estadounidense y reflexionando sobre los cambios sociales que tienen su representación en los huéspedes.
A partir de esta narración, que el mismo Talese declara como no-ficcional, es posible pensar en la naturaleza humana: “un libro admirable, aunque a veces dan ganas de arrancarse los ojos” como señaló The New York Times. Salvaje, pero lento a momentos. Con ánimo de precisión, pero irremediablemente viciado por la pasión y cegado por la obsesión. Contradictorio como la sociedad misma.
¿Por qué leerlo? Porque es una muestra del comportamiento humano cuando cree que no es observado. Transmite la curiosidad no solo del sexo, sino de la diferencia entre quiénes somos y quiénes pretendemos ser. Una novela obligada para todo amante de la literatura erótica que agrega al nivel del placer erótico la complejidad de las relaciones sociales.
Por Adriana Villamizar Rivera