Steven Spielberg demuestra que sigue sin perder su enorme talento dirigiendo películas, quizás en su mejor versión desde hace años. The Post se enmarca en el famoso escándalo de “Los Papeles del Pentágono”, una filtración del 1970 que dejó de manifiesto el encubrimiento por parte del gobierno de Estados Unidos en relación a las reales implicancias de la Guerra de Vietnam. Aquí la prensa escrita tuvo un papel fundamental, tal como el Washington Post, y de donde salen los poco sorprendentes aportes estelares de Tom Hanks y Meryl Streep, encabezando un listado igual de prometedor.
Lo primero que me deja The Post es la sensación de que pese a poder ser la típica película políticamente correcta, llega a más gracias a una narrativa que controla sus tiempos de gran manera. El comienzo tiende a sentirse lento por la cantidad de información ajena a lo que nos convoca, pero el contexto en la vida de estos personajes se hace crucial con el pasar de los minutos, y no hay momento donde las actuaciones protagónicas no eleven el nivel de conversación de cada escena. Aunque Tom Hanks está muy bien desde su faceta más amigable y humorística, el caso de Meryl Streep es especial, al final encarna a la editora del periódico que ha sostenido a toda una familia, y su capacidad de llegar a un personaje conflictuado desde el contraste del temor con la entereza es de primera línea.
En los confines del universo, existe una dupla que muchas alegrías nos han dado, y están de regreso. John Williams es una pieza imprescindible en este puzle, alejado del acompañamiento genérico y logrando ser protagonista en toda la génesis del relato. Las transiciones, el énfasis en elementos importantes, la banda sonora es bella y muy afinada a generarte un cosquilleo en el momento que menos lo esperas, y los mejores planos de la película combinan toda esa sutileza con un cariño remarcable por el antiguo arte del periodismo, con toda la maquinaria luciendo en plenitud.
De esta forma, la película va escalando, se agiliza con cada giro destinado a entorpecer que la filtración de los documentos secretos vea la luz, y la experiencia cierra de manera satisfactoria gracias a ese Spielberg que le reconoce más valor a la forma que al discurso político. Sí, todo está ahí, y nadie debería quedar sorprendido por encontrarse con una historia que avanza por el camino esperado, pero lograr transformar eso en una gran película requiere de harto más, y la experiencia de uno de los directores más populares de las últimas décadas tiene peso, y esperamos que por mucho tiempo más.
Por Andrés Leiva