Hace mucho tiempo que no disfrutábamos de una buena película con el juego de cartas por excelencia como parte fundamental del argumento: el póker. Aunque Molly’s Game no es una película fundamentada estrictamente en el póker, como pueden ser Rounders o El rey del juego (The Cincinnati Kid), los naipes tienen un papel fundamental en el film y, creedme, estamos frente a un notable alto.
Que su director sea Aaron Sorkin, guionista de películas como Moneyball, Steve Jobs o La red social y de series como The Newsroom o El ala oeste de la Casa Blanca, ya indicaba que podíamos estar, de nuevo y por fin, frente a una buena película en la que el póker tiene un papel crucial; y es que Sorkin ha sido ampliamente alabado por periodistas y críticos.
Buena muestra de ello es que Molly’s Game es una película de larga duración, unas dos horas y veinte minutos que, sin embargo, se hacen cortas para el espectador gracias a la habilidad de Sorkin a la hora de tenernos pegados a la pantalla. El director hace que, además de entretenida, tengamos que usar un poco nuestro cerebro a la hora de seguir la trama.
Jessica Chastain, que interpreta a Molly Bloom, una mujer real que organizó partidas de póker de lo más exclusivas, en las que participaban estrellas de cine, empresarios de diferentes nacionalidades o deportistas de renombre, hace un gran papel. Resulta incuestionable que Chastain es la protagonista absoluta del film y, además, se encarga de dejar el pabellón muy alto. De hecho, pese a ser una actriz consagrada, muchos críticos creen que nunca se había lucido hasta este punto.
La naturalidad con la que Chastain se convierte en Bloom es apabullante, hace suyo el personaje desde su primera aparición y nos lleva de la mano a través de la evolución psicológica de la protagonista, desde su juventud hasta el final del proceso judicial que le hizo mundialmente famosa.
La historia de Bloom está más de actualidad que nunca, pues el póker se ha popularizado considerablemente gracias a plataformas online que no sólo han llevado el juego a cada rincón del planeta, sino que han permitido que jugadores completamente desconocidos se coronen campeones de algunos de los torneos más prestigiosos del mundo y se conviertan en millonarios, como fue el caso de Chris Moneymaker.
En la película veremos manos, planos de la mesa y gozaremos con algunos momentos de alta tensión relacionados directamente con este juego que tantos admiramos por el componente estratégico, la necesidad de cierta teatralidad creíble y la capacidad de algunas personas de manejar datos estadísticos de forma rápida y capaz.
Sobre cualquier otra cosa, para aquellos que no sean unos entusiastas del póker, Molly’s Game es un thriller muy bien llevado, al que le sobra ritmo y frescura; también hay un drama íntimo del personaje principal que no es demasiado lacrimógeno ni insustancial; y aunque a veces puede que te pierdas un poco, pues Sorkin no se para en dar explicaciones banales, es importante que prestes atención y te dejes llevar por la trama, seguro que volverás a encontrarte.
Como peros, porque tiene que haber alguno, sólo destacaría la banda sonora, realizada por Daniel Pemberton. Curiosamente, este autor ha hecho otras trabajos destacables, como en de la película Rey Arturo: la leyenda de Excalibur, pero éste no es el caso. Una música de acompañamiento un tanto anodina y plana.
Sea como fuere, no desperdicies la oportunidad de ir a verla al cine. Es una de esas películas que merecen la pena, que te enganchan y te sumergen en la pantalla, y si ésta es grande, mejor que mejor.