Esta es la historia de tres fareros que por casualidad descubren un bote encallado en una isla inhabitada, junto a un hombre inconsciente y un baúl. Lo que no saben es que el contenido de este terminará por arrastrarlos a un thriller sin escape posible, donde la ambición y la culpa se vuelve una combinación mortal. Es un drama claustrofóbico que escarba en la desgracia de sus personajes, con una sucesión de eventos desafortunados que no augura nada bueno para nuestros protagonistas. Este trío de hombres de distintas edades vive con distintas aspiraciones y remordimientos, y cuando las cosas comienzan a salirse de control, la locura vestida de paranoia aparece para recordarte que las cosas siempre pueden ser peores.
La película se toma bastante tiempo para construir su atmósfera. Nunca apresura el ritmo, pero eso permite a los personajes crecer y mostrar sus capas. Es una experiencia desoladora, violenta en más de una forma. Y un buen soporte actoral ayuda a que la sensación de tensión funcione de gran manera. Esta propuesta encerrada en un tono tan dramático no es siempre positiva, a momentos tiende a volverse tediosa y sin lograr que su final crezca de la forma en que hubiera esperado, pero por otro lado la dirección de Kristoffer Nyholm te permite disfrutar de todos los grises de tal isla desolada, lo que incluye esos silencios tan necesarios para una película que siempre está cerca de la histeria de los protagonistas. No estamos ante una historia de héroes inocentes, más bien se aproxima a lo que implica tomar una mala decisión, y por eso mismo su gracia no está en el misterio del desenlace, el valor mayor es descubrir lo que pudo haber llevado a estas personas a romper su moral de unas maneras inimaginables, y en ese objetivo la película cumple con creces. Pueden encontrar funciones de La Desaparición en en Cinehoyts, Cinemark, Cineplanet y El Biógrafo.
Por Andrés Leiva