Al teclear las palabras “señorita buena presencia” en Google, lo primero que aparece son ofertas de trabajo que exigen como requerimiento ser “señoritas de buena presencia”. Es como si el chiste se contara por sí solo. Como si fuera el primer puntapié de Bruta para comenzar su novela gráfica.
A veces las palabras no alcanzan para decir qué significa ser una mujer viviendo machismo en todas sus formas. El patriarcado tiene una extensión indefinida por su alto alcance a las distintas esferas de la sociedad y por su terrible condicionamiento hacia las mujeres. Y Bruta lo sabe, está tan al tanto que con su propia soltura y pesimismo realiza un retrato visual de la mujer actual.
Las viñetas son directas e ingeniosas, en algunas lo esencial sí es visible a los ojos mientras que en otras se deduce con complicidad qué es lo que está pensando Bruta. El trazo de Bernardita Olmedo, consigue no solo criticar la misoginia imperante si no que, además permite producir una introspección y cuestionamiento a lo que está normalizado.
Obras como Señorita buena presencia se necesitan con urgencia en los tiempos que vivimos hoy en día. No solo por la crítica que le hace a la sociedad, si no por la visión que tiene de compañerismo entre mujeres; la sororidad. Además de discutir los tabúes y hacer grandes piezas como la viñeta sobre la vagina.
El libro de Bruta acompaña y comprende, nos hace entender que no estamos solas. Y que las batallas que lidiamos en nuestra soledad también las vamos a ganar de a poco. Sin dudas, una de las mejores lecturas de lo que va del año.
Por Constanza Lobos