Un matrimonio estadounidense se muda a París, a una mansión pomposa y como corresponde a la naturaleza de esta gente, deciden organizar una cena para impresionar a sus pretenciosos amigos de la alta clase. Algo ocurre, que la dueña de casa decide obligar a su sirvienta a cambiarse de ropa, con un poco de maquillaje, y ser parte de los invitados en la mesa.
Claramente la presencia de la mucama, interpretada por la gran Rossy de Palma llama la atención de uno de los presentes. Lo que provocará una sucesión de eventos que estarán bajo la mirada de la pareja de actores Toni Collette y Harvey Keitel.
Si pudiera resumir qué me pareció la película, diría que es divertida a ratos, pero un poco floja en algunos aspectos relacionados con el guion. Lo que pudo haber sido una vuelta a la tuerca en términos de la típica historia de cenicienta del siglo XXI se convierte en algo poco memorable.
El guion parece estar hecho para complacer con lo básico a los espectadores, un intento de sátira que solo consigue volverla un tanto cliché. Creo que lo más novedoso es el final, pero no consigue un gran impacto, si no que se siente apurado a falta de un buen ritmo.
Por un momento pensé que podría lograrse un personaje principal consolidado del tipo La Elegancia del Erizo o quizás, un buen trabajo burlándose del círculo de presumidos adinerados que hablan de arte mientras peligran de ser embargados. Algo como la sueca The Square.
Lo más destacado es el elenco, pero verlos en papeles tan comunes y con un guion con tan pocos desafíos resulta un poco frustrante.
Por Constanza Lobos