Max (Jean-Pierre Bacri) lleva 30 años liderando una compañía de servicio banquetero, y en esta oportunidad se encargará de la boda de Pierre y Helena. La fiesta se realiza en un gigantesco castillo, y pese a afinar todos los detalles para que el evento sea un éxito, una serie de inconvenientes le podrá un gran desafío a todo el equipo. Esta comedia francesa está dirigida por Eric Toledano y Oliver Nakache, y diría que es una de las buenas.
La película es liviana, pero se hace disfrutable desde el comienzo gracias a unos personajes agradables de ver. No es el tipo de humor lleno de chistes ni dispuesto a generar carcajadas constantes, pero tiene la estructura clásica de ir generando pequeñas situaciones de caos, aunque con mucha simpatía de por medio. En algunos pasajes hay diálogos que buscan ser divertidos y no lo consigue, pero hay otros realmente buenos, especialmente al acercarnos al clímax de la película. Y debido a una narrativa bien llevada, permite que la cinta nunca pierda su ritmo. Siempre están pasando cosas, hay mucho movimiento entre los empleados de Max y una gran multitud de asistentes en la fiesta, y se ve apoyado de manera genial por la banda sonora. Sus planos secuencias y esos arreglos musicales me recordaron lo visto en Whiplash, y así es difícil perder la conexión con los personajes.
La Fiesta de la Vida no es una cinta que sorprenda ni que sea un aporte especial al género, pero es una comedia de tinte familiar bien realizada y que funciona para ser disfrutada por cualquiera. Si deseas pasar un buen rato viendo algo poco dramático, con humor algo absurdo y bien ágil en su desarrollo tengo que recomendártela. Esta semana se estrenó en los principales cines de nuestro país.
Por Andrés Leiva
