Kim Ki-duk es un director surcoreano con una carrera llena de reconocimientos. Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera (2003) y Hierro 3 (2004) son los nombres que más retumban en nuestra mente, aunque la lista es larga. El día de hoy nos trae una película inspirada en una historia real y de carácter contingente. La Red trata de Nam Chul-woo (Seung-bum Ryoo), un norcoreano pescador que por circunstancias desafortunadas termina aprisionado por el gobierno surcoreano, ya que se presume que puede ser un espía. De los esfuerzos que hará por volver a su hogar saldrá una historia con leves tintes políticos, inmersiva en la representación del conflicto de Corea, pero por sobre todo un drama humano que se nutre de los contrastes.
Un mundo dividido por visiones distintas, y preso de su ejercicio de poder. El régimen de Corea del Norte parece un escenario más que propicio para albergar una gran crítica política, pero la película se aleja de esa pretensión. La Red tiene otros objetivos, y el principal busca acercarnos a ciertos aspectos instintivos del ser humano. La entereza de un hombre abrumado por estar alejado de su familia, o el fracasarle a tu nación en una tarea encomendada. Son ejemplos de lo que define al protagonista y al antagonista (Young-min Kim), y terminan siendo factores que ponen en entredicho nuestra falta de límites al enfrentarnos a un miedo tan profundo. Una motivación intachable va a generar situaciones extremas, tal como veremos en numerosas escenas de violencia física y psicológica, y ese contraste entre lo impulsado por el amor con la falta de empatía en el abuso de poder es lo que mejor funciona en la película.
Pero los contrastes no acaban allí, y la película consigue conmoverte gracias a su forma de presentarte a una sociedad totalmente segada en sus mundos. Ya sea en lo aislado de lo que es una vida sin tecnología, o la sociedad inserta en el consumo como el estilo de vida más cercano a nosotros, cada cara de la moneda dosifica una parte del problema, y se nota que no se quiere imponer un bando. Tener la opción de decidir es la libertad que busca Nam Chul-woo para poder volver a Corea del Norte, pero es la misma libertad que jamás encontraría en el lugar donde él siente que pertenece. Es una ironía que se incrementa entre los actos de la película, y un sentimiento pesimista mantiene tus emociones a tope.
Destacaría también a Oh Jin-woo (Won-geun Lee), el personaje secundario que hace la contraparte a toda la desgracia de nuestro protagonista. Él se presenta como su “guardaespaldas” en su estadía en Corea del Sur, pero más bien es un personaje que busca velar por el bienestar psicológico de su cliente. Parte como algo protocolar, pero en el transcurso termina siendo muy importante, y su actuación consigue transmitirte esa empatía que aliviana varios pasajes. Si me voy a lo negativo, tengo poco para decir. Narrativamente tiene cosas mejorables, algunas escenas se extienden mucho sin necesidad, y la historia podría haber tenido un desarrollo más interesante en ciertos aspectos, pero esos detalles no opacan a la que es una gran película. No se hace larga, emociona en su final, y luce como una notable representación de un mundo que no queremos ver, porque sabemos que está ahí afuera, sabemos que es real. La Red se estrena este jueves 16 de noviembre en Cinemark, Cineplanet y en el Cine Normandie. No se la pierdan.
Por Andrés Leiva