Geo-Tormenta es de esas películas malas que tú sabes que serán malas, pero no es un motivo suficiente como para evitar comprar el boleto. Buscar algo nuevo es lo primero que uno descarta, las reminiscencias narrativas y visuales con otras películas estilo “desastre natural” como El día después de mañana (2004) y 2012 (2009) son demasiado evidentes como para tomarse las cosas en serio. Pero lo más lamentable es que hoy ni siquiera se recuperan los valores que tenían esas películas, y añorar algo más que destrucción con una horrenda factura técnica se me volvió una tarea casi deprimente.
El reparto principal está compuesto por Gerard Butler, Jim Sturgess, Abbie Cornish y Ed Harris. De la historia, diremos que Jake (Butler) es un ingeniero de satélites que es llamado a volver al espacio para reparar un fallo en cadena de varios satélites meteorológicos de la Tierra, pero terminará siendo involucrado en una ardua tarea por salvar a la humanidad luego de que una serie de tormentas de carácter artificial ponga en riesgo a millones de personas. Del mismo modo, su hermano menor Max también hará su parte desde tierra firme, buscando descifrar una posible conspiración que involucra al presidente de los EE. UU. mientras lucha por sobrevivir a la catástrofe.
Desde el comienzo la película plantea sus ideas recicladas sin ningún resquemor, y buscando hacerte empatizar con unos personajes que difícilmente tienen algo para rescatar. Pasan los minutos y todo se va volviendo más monótono, cargado de clichés y sin un mínimo cariño por el espectáculo. Si el drama humano no motiva, al menos las escenas destructivas podrían hacer lo suyo, pero ni siquiera eso. Todo ocurre porque sí, las consecuencias parecen no asombrar a nadie, y como ya lo anticipé, no sé qué sea peor, si los efectos digitales, o que esas mismas escenas hayan funcionado bastante mejor en el pasado.
Hay que llegar a los últimos 40 minutos para que recién un aceleramiento en el ritmo haga la película más pasable, pero ninguno de los factores anteriores mejora, y toda esa genialidad en lo que antiguamente significaba enfrentarte como espectador a un suceso épico y hasta escalofriante es lo que más eché en falta. Sumemos un casting olvidable (la pequeña hija de Jake es de lo que más salva) y ya tienen todo para hacerme cuestionar el por qué tienen que existir este tipo de películas. El blockbuster siempre puede tener su momento de gloria, incluso con la más básica de las historias, pero otros días similares a hoy se nos demuestra todo lo contrario. ¿La recomendaría? Como un olvidable trampolín con poca altura, sí. Como una experiencia que vale la pena vivir, definitivamente no.
Por Andrés Leiva
