Llega un nuevo jueves de estrenos a la cartelera y con ello llega la nueva película de Taylor Sheridan (Sicario, Hell or High Water) llamada Viento Salvaje (Wind River) que además viene con la promesa de ser una fresca película de misterio policial como nada que hayamos visto.
En Viento Salvaje un cazador local de Wyoming, Cory Lambert (Jeremy Renner) se embarca en una cacería humana junto a la agente del FBI cuando encuentra el cadáver de una chica de descendencia nativa americana, que los llevará a ser testigos del peor lado del pequeño poblado que habitan.
La propuesta principal de la película yace principalmente en tres grandes elementos, su guion, las actuaciones de sus protagonistas y su fotografía. El guion nos propone un misterio desde los primeros minutos, dejando al espectador con una incógnita que logra el propósito de mantener pendientes a la audiencia a medida que las pistas se van esclareciendo, aún si a veces parece un poco engorroso. Con uno que otro giro argumental y una decente pizca de acción el guion logra proponer además una ácida crítica a la falta de equidad social que sufren las personas de etnia nativa en Estados Unidos al tiempo que nos muestra las peores consecuencias de vivir en un terreno tan solitario en inhóspito como lo es el crudo invierno en Wyoming.
Por supuesto, sin grandes actuaciones no sería posible una buena película. Así, Jeremy Renner cada vez se va consolidando más y más como un actor serio, capaz de dar trabajos de excelente calidad. Elizabeth Olsen también aporta positivamente dando tintes especiales a su personaje con un papel que no hemos visto muchas veces en ella y que logra retratar de muy buena manera. También se debe mencionar que los actores de reparto hacen un perfecto complemento a la historia, pues ésta también se vale mucho en su trabajo, sobre todo para retratar la vida en aquella poco conocida parte de Estados Unidos.
Lo mejor para el final. Gracias a la belleza del territorio donde se filmó la película, el trabajo fotográfico es digno de quitarnos el aliento. Muy similar a lo hecho en El Renacido, Viento Salvaje ocupa magistralmente el paisaje natural de sus locaciones para hacer planos generales dignos de enmarcar en la pared, usando los tonos, colores y luces naturales. La fotografía además aporta narrativamente, pues los bosques, las montañas y la nieve son parte fundamental de la historia y un gran elemento a la hora de introducir más preguntas al misterio.
Todo esto hace que Viento Salvaje sea de aquellas películas que se hace indispensable verlas en la pantalla grande, para así apreciar por completo todo el panorama cinematográfico de esta gran película de misterio, que, a pesar de que en su tercer acto no logra sostener del todo lo hecho en los dos actos anteriores, no me sorprendería si estuviera nominada a más de algún premio de la Academia en la próxima entrega.
Por José A. Pino
