Una buena película de espías necesita dos cosas: un espía atractivo y buenas armas. Operación Red Sparrow tiene la primera, una muy guapa Jennifer Lawrence, y la segunda la completa con el arma más potente en Hollywood: la sexualidad, creando una mezcla ultra explosiva de violencia y más violencia.
La historia está ambientada en una atemporal Rusia (puede ser hoy, puede ser hace diez años) que entrena espías para vencer a su eterno némesis, Estados Unidos. Comienza con Dominika Egorova (Jennifer Lawrence), una bailarina de ballet profesional (a lo Cisne Negro) que por un incidente en escena sufre un accidente grave que la imposibilita de seguir su profesión. Esta fractura quebrará también su vida para siempre.
El tío de Dominika, un militar (Matthias Schoenaerts), la incluye en una operación que la obliga a seguir una senda oscura de espionaje y el abandono absoluto de la mentalidad convencional y moralista a la que estamos acostumbrados. Es decir, la convierte en un arma sexual, dispuesta a arriesgarlo todo por conseguir un objetivo.
Las mentiras llegan a tal punto que uno como espectador no está seguro de quién trabaja para quién y qué es una mentira y qué no. De a ratos pareciera que ni la misma Dominika está segura de ello. La película lo mantiene a uno pensando y sufriendo (sufriendo mucho) con todo el proceso de descomposición espiritual que sufre Egorova a medida que avanza la trama.
¿Lo malo? Es innecesariamente violenta. Si bien la lucha rusio-estados unidos, el abandono de los parámetros sociales y la vida de espía (sin lujos, ya cero James Bond) lo ameritan, a veces cansa y hace perder la tensión intelectual. No solo violencia física (como los disparos, las torturas o la peladora de piel, que sí, aparecen), sino también la violencia sexual y el sometimiento psicológico. En otras palabras, es una película para ir preparado a sufrir y con paciencia porque dura 2 horas y 20 (aunque tampoco aburre). Jennifer Lawrence hace un papel magistral.
Definitivamente es +18. La recomiendo +18. No hay mucha sangre, pero de todas formas duele, estresa y cansa. No obstante, es una buena película de espías y si tienen buenos nervios, deberían ir a verla.
Por Adriana Villamizar