Madariaga y otros cuentos es el último libro de Marcelo Mellado, que nos confirma el ingenio de su pluma y la tenacidad con que narra las aventuras o aconteceres de sus protagonistas. El libro se divide en tres partes: la primera consta de siete cuentos protagonizados por Madariaga, y la segunda nos entrega once relatos de diversas temáticas, pero que confluyen en una palabra y espacio: la marginalidad en Chile. Al final, y como tercera parte o bonus, aparece el cuento “La república del Canelo”, una historia de pugnas entre piratas mapuches e independentistas chilotes, ambientado en el siglo XIX.
Lo de Mellado es una escritura que converge en la puesta en escena de personajes marginales, que si bien no son los marginales de Nicomedes Guzmán de Manuel Rojas, sí están al borde, en un espacio neoliberal como es el Chile de hoy en día. Y esto último nos da una pista de lo que ocurre en este libro. Su autor, nos muestra la cara de un Chile que incomoda, nos enoja y nos duele. Tanto así, que los personajes de la segunda parte del libro, encuentran en la naturaleza un horizonte de expectativas y salvación.
A partir de las aventuras de Madariaga, un colectivero oriundo de San Antonio vemos cómo el país de este protagonista y que también es el nuestro, es un espacio que reúne a los mafiosos dirigentes pesqueros, funcionarios públicos depravados, de los que Madariaga escapa, persigue o vigila, según la misión que le sea encargada. Arriba de su Lada, emprende rumbo a los lugares que sean necesarios para desarticular la corrupción local, cueste lo que cueste. En este sentido, no es necesario que tenga una capa o super poderes para luchar en contra de la política corrupta de nuestros tiempos.
Lo interesante de este libro no son solo las hazañas de Madariaga, quien se construye como un héroe local e impetuoso, un tipo bondadoso pero también pillo, sino que también es la posibilidad de que sujetos comunes y corrientes puedan combatir las injusticias de esta ciudad gótica. Si es utópico o no esta lucha, no es el meollo del libro, pues al menos Madariaga nos demuestra que sí se puede, y eso hace sentir esperanza frente a una realidad desolada.
En un comienzo, los otros cuentos del libro parecieran no estar conectados con los relato. Sin embargo, se enlazan con nuestro colectivero por la visibilidad que Mellado le da a los pillos y malhechores de poca monta, que encuentran su lugar en las páginas de esta obra. Y, también, se relacionan con esos políticos que aparecen como antagonistas de Madariaga al inicio.
Así, Marcelo Mellado nos muestra una cruda realidad: la de aquel que sale a trabajar todos los días, temprano a ganarse las monedas para comer de manera digna y justa, y que sueña con combatir la corrupción de quienes tienen más privilegios, que han sido obtenidos a través de la corrupción. Al final de cuentas, el héroe que se construye en estas páginas responde a su contexto, un Chile neoliberal y corrupto.
Frente a esta realidad ponzoñosa, están quienes combaten, los que se retiran, y los que ganan; todos ellos conviven en la imaginación de Mellado y son puestos a prueba en estas páginas. Sin duda, su lectura y trama no los dejarán indiferentes.
Por Belén Gajardo