La conclusión de una trilogía ambiciosa se guardó sus armas para el momento preciso, y el día ha llegado. El Planeta de Los Simios: La Guerra es la tercera parte de esta saga iniciada en el 2011, y no sólo es la mejor de las tres, quizás estemos hablando de una de las mejores películas del año.
César vuelve en un viaje inmenso, lleno de emociones y con un fin trascendental, ya no se trata simplemente de salvar una especie en particular, la reflexión va más allá. Mientras en el pasado se nos habló de la evolución y de los primeros conflictos en torno al rol del líder de los simios, hoy aparecen las verdaderas implicancias de ser ese líder. El ser humano como un animal complejo, el simio como un humano simplificado, la encrucijada en torno a nuestro comportamiento y al diferenciarnos como especie instaura una trama madura desde los matices, entretenida cuando lo requiere, y con una cinematografía de primer nivel. Matt Reeves se acerca a los grandes.
El drama de César por proteger a los suyos llega a otro nivel en esta secuela, un enfrentamiento inminente se sumará a un cambio en las reglas del juego, un giro que iniciará una aventura dispuesta a hacernos sufrir, reír y profundizar en nosotros mismos. Descubrir lo que nos vuelve humanos se vuelve una experiencia tan bella como cruda, donde la capacidad de amar lucha constantemente contra la violencia. Cada personaje es crucial en la historia, y al fin se empieza a esclarecer el valor que representa cada uno de ellos. Hay inclusiones destacables, como Amiah Miller, una niña que termina uniéndose en el viaje de César. El antagonista corre a cargo de Woody Harrelson, otro punto altísimo, especialmente por la forma en que lo van desarrollando. Ambos terminan siendo mucho más importantes de lo que uno usualmente espera, porque más allá de lo que entendemos por una guerra, el conflicto principal de la película muta hacia otro lado. El futuro requiere de algo más que balas y muertes, más que héroes y villanos.
Los simios nunca me habían despertado tanto afecto como ahora, y hay dos factores que hay que considerar: animaciones impresionantes y genios como Andy Serkis. Tenemos la fortuna de ver un cine de esta envergadura en cines, y no lo duden, cada detalle facial, arrugas, vellos, o la naturalidad en los gestos y miradas, el realismo es alucinante. ¿Puntos bajos? De ninguna manera. Esta película hace todo bien, incluyendo la diversión. Siempre fluye, hay numerosas escenas de acción, pero siempre se sienten necesarias y no entorpecen las virtudes de la película, sólo las engrandecen. El soundtrack a cargo de Michael Giacchino sigue la misma línea, de lo mejor que ha hecho en los últimos años. Al final la obra es sobresaliente por donde se le mire, y hay que reconocer que pocas trilogías han sido capaces de cerrar desde tan alto. Aunque no sea adecuada para el público infantil, El Planeta De Los Simios: La Guerra llega en temporada vacacional con una invitación a ver algo realmente bueno. No perdamos la oportunidad, disfrutemos de ella.
Por Andrés Leiva