Basta, paren todo. Christopher Nolan está de vuelta, y siempre es una buena noticia. Regresar luego de la exitosa Interestelar y volcándose por primera vez a hechos históricos eleva unas expectativas gigantescas, a la altura de un director que ha sabido vender buen cine. Pero Dunkerque necesitaba dar unos pasos por adelantado, y el desafío era importante. Luego de suficientes días con la película en mi cabeza puedo dar un vistazo atrás, rememorar grandes momentos y darme el permiso para aceptar que la realidad supera la ficción. El cine más prolijo de Nolan nos trae una experiencia inigualable, con una intensidad sonora que te eriza la piel, visuales impresionantes y un guion que no falla por ningún lado. No echemos en falta nada, esta es la mejor versión del director que todo el mundo habla, se perfila como una de las experiencias bélicas mejor logradas en la historia del cine, y sería un error no asumir que entrará a competir por los grandes premios del año, con la diferencia que hoy las posibilidades son más altas que nunca.
¿De qué trata? La sinopsis oficial nos habla de un hecho verídico ocurrido en La Segunda Guerra Mundial, donde se nos relata la evacuación de 300.000 soldados aliados de Bélgica, Gran Bretaña, Canadá y Francia que se encuentran rodeados por el ejército alemán en las costas de Dunkerque (Francia). El cine bélico tiene una larga historia, pero la mano de Nolan es tan distinguible como sorprendente. La belleza es absoluta, no hay escena que prescinda de ella. Desde el énfasis al destacar esos planos aéreos preciosos, hasta unos diálogos cuidados y acotados que contrastan con lo visto en la reciente filmografía del director. Es una atmosférica historia de supervivencia, por lo que cada aporte de los personajes va al servicio de ese espectáculo. Basta el primer disparo y ya tienes entre manos un conflicto tan realista que es imposible conciliar una escapatoria. La mezcla de sonido es impactante, y como se complementa a la música es la pura perfección. Hans Zimmer ha demostrado que trabajar con Nolan le viene de maravilla, y las influencias sonoras de El Origen te dan tal sentido del ritmo que la banda sonora llega a convertirse en un personaje agobiante e imprescindible. Cómo extrañaba a esta dupla.
El casting incluye a Fionn Whitehead, Tom Hardy, Cillian Murphy y hasta el llamativo Harry Styles (One Direction), y no hay un destacado en particular, porque la película no lo necesita. Todos están muy bien en generar una incertidumbre duradera, pero sin perder la esperanza que nos convoca. Dunkerque llega a ser tan dramática como conmovedora, atrapa tus sentidos con delicadeza y la mano de un apartado técnico sobresaliente no deja de sumar variantes. La fotografía reluce aún más gracias al haber sido grabada casi en su totalidad con cámaras IMAX, y sí marca una diferencia. De igual manera, los aviones apenas acusan el uso de CGI, y no es algo que se vea a diario. Una historia de héroes anónimos nunca hubiera lucido tan espectacular sin la genialidad de uno de los mejores cineastas de la actualidad, y pese a suponer a lo que iba, mi experiencia con Dunkerque fue un inesperado acercamiento a un mundo que desconozco. Te puede no gustar el cine de Christopher Nolan, quizás la narrativa no sea motivante para todo tipo de público, en especial si se compara con el aspecto familiar de sus anteriores películas, pero no se puede negar que estamos ante su obra más pulida, la que funciona sin una gran ambición más que entregar una historia simple pero impecable, y tratándose del director de joyas como The Dark Knight, es decir mucho. En el caso de que se motiven por verla (ojalá), les recomiendo ir a la sala más grande y con el mejor sonido disponible en su región, IMAX si es posible. No se arrepentirán.
Por Andrés Leiva