Basado en los libros de Cressida Cowell, desde el 2010 hemos podido disfrutar y conocer a Hipo, Chimuelo y sus amigos tanto humanos como dragones. La vida en Berk nos acercó a su gente y su distintivo estilo de vida. En la primera película la relación de Hipo con su padre fue un conflicto central para luego en la segunda conocer a la madre de nuestro protagonista. En esta tercera y última parte de la saga, Hipo ahora es el líder de Berk junto a Astrid.
La aparición de una Furia Luminosa llegará al mismo tiempo que el villano de turno. Por lo que tanto Hipo como Chimuelo se embarcarán en un viaje sin retorno, donde los cambios más pequeños provocan las mayores olas. La forma de vivir que conocían se verá amenazada como nunca antes y no hay tiempo para titubear.
En casi una década lo que ha marcado la esencia de Cómo entrenar… es cómo captura la emoción en un mundo visualmente cautivante. El balance que ha mantenido entre forma y contenido ha logrado convertirla en una saga única en su tipo, que no teme ser diferente a los blockbuster de animación.
La conmovedora historia de vikingos y dragones llega a su fin, pero no sin dejarnos respirando con dificultad. El CGI tal como vimos en las anteriores sigue consiguiendo escenas de acción brillantes que no nos permiten pestañear. El espectáculo colorido de criaturas, personajes y ambientes se mantiene fiel a su carácter, por su elaborado diseño. El mundo oculto es una escena maravillosa, tal es su magnitud que solo con silencio se puede apreciar con justicia.
Es difícil describir qué ha sido seguir estos filmes por casi una década, creo que lo más fidedigno que podría acercarse a ello fue encontrarme emocionada hasta no más poder. Es difícil decir adiós a personajes que nos acompañaron por años, de hecho, no me sorprendió ver que en la sala del cine todos lloraban. Porque Cómo entrenar… es el esplendor mismo de porqué vamos al cine. La emoción misma de ver crecer a Hipo, Astrid y Chimuelo, pero también crecer con ellos.
El director y escritor Dean DeBlois ha adaptado con especial detalle y cariño la obra de Cowell, por casi diez años logró crear una saga sólida y consistente durante el tiempo. Un bello recuerdo sobre familia, amistad y libertad. Realmente fue complejo levantarse de la butaca y saber que había terminado, pero sus enseñanzas y la magia de ello, quedarán para siempre.
Fue un gusto y honor seguir esta saga y espero que ustedes también puedan disfrutarla.
Por Constanza Lobos