Claire es matrona, y la preocupación por el inminente cierre del centro médico en que trabaja se suma a la inesperada visita de Béatrice, una ex de su padre fallecido que vuelve para darle un gran giro a su vida. Es la trama de esta película francesa llamada originalmente Sage femme y dirigida por Martin Provost. Desde lo que propone, se trata de un drama con tintes de comedia, aunque nunca busque generar risas ni una gran emoción. Más bien el enfoque está en empatizar a sus personajes a lo largo de un conflicto que pudiendo ser muy deprimente, se las arregla para sacar lo mejor de cada escenario.
Los matices son importantes, y aquí las actuaciones de Catherine Frot y especialmente de Catherine Deneuve son sobresalientes. Se acoplan de manera orgánica y permiten momentos creíblemente conmovedores. La película se tarda en empezar, pero son ese conjunto de detalles los que permiten que el desarrollo posterior sea coherente y aceptablemente escrito, donde además el rol de cada locación también juega un papel importante en la identidad de los personajes. Tal vez al llegar al último acto se demuestra más abiertamente lo mejorable de su estilo narrativo, especialmente a nivel de ritmo, pero el final de la película funciona como una reflexión profunda y llena de vida, un reencuentro con lo cotidiano, pero también con lo significativo de construir familia.
Al fin de cuentas, El Reencuentro cumple en su justa medida. No será la película más memorable de la temporada, pero tiene lo necesario para no pasar desapercibida entre el que la vea. Se la recomendaría a cualquiera que busque una historia llevada de manera liviana pero con profundidad, y al que guste del cine francés en general.
Por Andrés Leiva
