Hace unos días Netflix estrenó su más reciente largometraje original, Bright. De la mano de David Ayer (Suicide Squad, Fury) y protagonizada por Will Smith y Joel Edgerton, Bright nos sumerge en un mundo como el nuestro, con la diferencia de que criaturas fantásticas (orcos, elfos, hadas y todo lo demás) coexisten en la sociedad con normalidad.
La historia es la turbulenta aventura de los policías Daryl Ward (Smith) y Nick Jakoby (Edgerton), el primero un humano y el segundo un orco, quienes en una redada se encuentran una misteriosa y poderosa varita mágica, lo que empieza una frenética persecución por Los Ángeles a causa de las diversas facciones que pretenden hacerse con ella.
Un mundo tan particular como el que nos presenta la película resulta muy refrescante para variar. Por esto resulta lamentable que la historia sólo se quede en un simple thriller policial como muchos de los que hemos visto, desaprovechando el vasto potencial del mundo que Bright logra construir de manera tan eficiente e ilustrativa, con una historia más que conocida, predecible, pero a la larga, entretenida.
Así y todo, es bueno ver la mayor libertad creativa que tuvo David Ayer para realizar esta película, donde la mayor fortaleza recae en la dirección de arte y la producción. Más aun si consideramos que su filme anterior Escuadrón Suicida fue un fracaso rotundo. A pesar de esto, pareciera que Ayer no quiso salir de su zona de comodidad (la de los filmes de acción policial estándar), pues, aunque el guion de Max Landis recae en todos los clichés posibles del género policial (y con metáforas sociales tan explícitas que quizás ni siquiera deban ser llamadas metáforas), tampoco hay indicios claros de que la mano del director haya querido apostar por algo más audaz; una apuesta que a mi parecer pudo haber dado un resultado mucho mejor.
Will Smith se siente muy genérico en este rol, como si estuviera calcando a su personaje de la comedia policial Bad Boys, pero con un toque más para adultos. Al menos Edgerton hace un gran trabajo como el orco Jakoby, aportando un elemento más emocional, dada la discriminación que sufre su personaje.
En fin, aún si se queda corta en muchos aspectos, Bright cumple su función de ser una película de temporada de vacaciones, ya que con sus secuencias de acción y una historia que avanza con rapidez difícilmente se torna aburrida. Sólo me da pena que un mundo tan interesante no haya podido explotar todo su potencial.
Por José A. Pino