Puede que ser nerd esté de moda, pero hay formas y formas de entrar al tema. Booksmart,
traducida en latinoamérica como “La noche de las nerds” es el ejemplo perfecto de una comedia
que entiende la importancia de sus personajes por sobre lo ridículo, aunque no por eso teniendo
que sacrificar las risas. Soy de los que no se compra fácilmente este tipo de comedias, pero Olivia
Wilde hizo oro dirigiendo con un entusiasmo que saca a relucir a unos personajes demasiado
entrañables.
Vamos al comienzo. Amy y Molly son mejores amigas que nunca han asistido a fiestas y quienes
deciden dar el paso en la noche previa a graduarse de la secundaria, todo con el fin de
demostrarle a sus compañeros que ser nerd no les impide poder divertirse. Hasta ahí todo bien,
pero llegar a la famosa fiesta no será fan fácil como estaba previsto. Una serie de sucesos
inesperados será lo que llevará a esta súper dupla a vivir lo que realmente es salir de la burbuja, lo
que pasará desde el desastre a la diversión de manera demasiado natural. Es remarcable que la
película consiga leer tan bien lo que significa ser nerd, y que pese a que podamos sentir que cae en
la caricatura, termines comprándote a todos los personajes, porque hay un crecimiento evidente.
Hay detalles por aquí o por allá que pueden ser poco creíbles en determinados momentos, pero
eso nunca le quita peso a lo importante, el crecer en compañía, dar ese paso en que debes dejar
atrás lo que te ha dado estabilidad, y todo por no ser parte de ese entorno social.
Nada de esto sería posible sin una química fantástica entre Kaitlyn como Amy y Feldstein como
Molly. No se les puede reprochar nada, pero sí se puede alabar que el carisma de ambas sumado a
un buen guion se mandan momentos de aquellos. La película es hilarante, pero también tiene un
gran corazón. Su estilo de dirección que usa muchos recursos cinematográficos para darle esa
identidad cool (incluyendo una fantástica secuencia en stop-motion) se complementa al cariño
puesto en estas amigas inseparables. Se busca la sutileza cuando tiene que serlo, pero sin perder
esa exageración propia del género. Tal como lo hacía Lady Bird (2017), su forma de tratar con cine
las problemáticas de unas chicas de esta edad de manera tan cercana es lo que lleva la película a
estar muy por sobre la media, y por lo mismo es una recomendación necesaria para ver en cines
desde este jueves 8 de agosto.
Por Andrés Leiva