Durante décadas las mujeres han buscado el reconocimiento de su identidad en la literatura. Es decir, que lo femenino trascienda de objeto a sujeto: no más mujeres vacías, superficiales, sumisas. No más mujeres muebles. El papel del feminismo en el reconocimiento artístico es, por una parte, hacer visible mundo interior del género y, por otro, complejizarlo. En este sentido, escritoras chilenas como María Luisa Bombal, Marta Brunett y las mismísima Gabriela Mistral han jugado un papel importante.
Natalia Ginzburg fue una novelista, ensayista y política italiana que vivió entre 1916 y 1991. Ganó el premio Strega en 1963 por su novela Léxico familiar (1963). Fue perseguida por el gobierno fascista y su esposo murió torturado por el mismo régimen. Sus letras, aunque poco políticas, dan cuenta del pensamiento crítico y disidente de Ginzburg. No se consideraba feminista, pero sí reconocía la complejidad del fenómeno del género. Eso une los relatos de A propósito de las mujeres.
A propósito de las mujeres es una compilación de relatos inéditos traducidos del italiano natal de Natalia por María Pons. Precisamente son cuentos a propósito de las mujeres, pero solo a propósito: la propuesta es comprender la femineidad a través de los ojos de los hijos, de los amantes, de los esposos e incluso de la misma mujer a propósito de un hombre. Un relato de la mujer desde la no-mujer.
Lo maravilloso del texto es la profundidad de los personajes en espacios muy breves. El libro prácticamente no presenta voces femeninas y, sin embargo, crea una obra feminista porque logra configurar mujeres imperfectas que se matan por desamor; que desean a otros hombres; adúltera; malas madres. A propósito de las mujeres es un catálogo de vidas.
Quizás el desafío más grande es su lectura a partir del contexto de escritura: empezar a leer con la expectativa de encontrar una reivindicación de la mujer al estilo siglo XXI sólo logrará un tímido rencor hacia la autora. Natalia Ginzburg sigue estructurando su relato a partir de lo que hoy entenderíamos como roles de género porque está determinada por las limitaciones históricas. Sin embargo, guarda la esencia del feminismo: las mujeres somos humanas.
Esta edición de Editorial Lumen tiene tapa dura, aumentando lo romántico de sostener el libro entre las manos (que además huele rico cuando se abre por el grosor del papel). Está acreditado por Greenpeace sobre el cumplimiento de los requisitos para ser considerado un “libro amigo de los bosques”. Son ocho cuentos cortos de no más de quince páginas acompañados de ilustraciones de Oscar Tusquets Blanca y encabezados por un noveno texto reflexivo que lleva el nombre del libro: A propósito de las mujeres. Los ávidos lectores no se demorarán más de un día en terminarlo.
¿Mi favorito? Mi marido. El único relato escrito por una primera persona femenina. Es sutilmente cruel porque el lápiz de Ginzburg es un artista del eufemismo, maravillosamente humano y tristemente frecuente. Sin spoilers. Las buenas historias deben ser acariciadas con ansia.
¿Por qué leerlo? Para las mujeres, porque es un manifiesto de lo que significa ser mujer. Para los hombres, porque es un manifiesto de lo que significa ser humano.
Por Adriana Villamizar