Hiromi Kawakami ha sido una de las escritoras japonesas más leídas en las últimas dos décadas, y no por nada diversos premios literarios han destacado su trabajo a través de los años. Hoy, gracias a Penguin Random House, nos llega una historia sobre la felicidad misma, sobre la cotidianidad de las cosas y el amor.
Cuando Hitomi comienza a trabajar en la tienda de objetos de segunda mano del señor Nakano, su vida cambiará al son de los clientes que entran y salen; cada uno con historias, miradas y conversaciones curiosas. Dentro del negocio, se encuentra Masayo, artista y hermana del propietario, junto a Takeo un empleado tímido y encantador.
Lo mágico de lo ordinario es un tema recurrente en la narrativa de este libro. Kawakami tiene una pluma suave que logra evocar emociones que no se perciben a simple vista, es gracias a ella que un silencio puede significar el mundo o el fin de este. La forma en que describe los ambientes permite visualizar con nostalgia a la tienda antigua comandada por un jefe tacaño. Uno que no pierde oportunidad en regatear para gastar menos, ni en subastar cosas al mayor precio posible.
Las relaciones humanas no son cuadradas ni estrictas, se desdibujan al ritmo mismo de lo cotidiano. Es una obra que encapsula la sencillez de la vida, su alegría y el paso del tiempo. Cada personaje se encuentra armado de una forma que cautive a los lectores y que incluso se extrañen a medida que aparezcan o no, durante la lectura.
El señor Nakano y las mujeres es una delicada y sabrosa narración, que consigue despertar un cariño innato hacia la tienda, quienes la habitan y a sus vidas que van cambiando a medida que transcurre el tiempo. Aún en el final, es difícil desprenderse, es de ese tipo de libros que acompañan y que nos permiten fantasear dentro de la ficción.
Por Constanza Lobos
La verdad es que se escucha como un libro muy bonito, a menudo la media japonesa evoca ese sentimiento de nostalgia y de realidad desdibujada que tanto gusta.
ResponderEliminarMuchas gracias por la reseña y recomendación <3
Un beso!