Por fin ha llegado a los cines la segunda entrega de la saga Animales Fantásticos. La cinta comienza con Grindelwald (Johnny Depp) -como se vio en el tráiler- escapando del Congreso Mágico de los Estados Unidos. Sus planes son reunir a sus seguidores y, sobre todo, volver a ver a Credence (Ezra Miller). Albus Dumbledore (Jude Law) en un esfuerzo por frustrar los planes de su antes interés amoroso, enlista a Newt Scamander (Eddie Redmayne) para enfrentar al mago oscuro.
Siendo el segundo filme de una saga compuesta por cinco, Los crímenes de Grindelwald posee un matiz más maduro y extraño que la anterior. Los tonos cambian constantemente a medida que el foco apunta hacia sus personajes, lo que permite un acercamiento más íntimo a las caras ya conocidas desde Animales Fantásticos y dónde encontrarlos.
El elenco sigue siendo espectacular con Redmayne y Katherine Waterston en la delantera; como Newt y Tina poseen los momentos más enternecedores de la película. Verlos juntos es una delicia. Sin olvidar mencionar la consolidación definitiva de Depp como Grindelwald y Law como Dumbledore, cada uno conforma una contraparte magnífica y dramática.
Un gran detalle por destacar es la personificación del villano a manos de Johnny Depp. Como Grindelwald convence, sus discursos son atractivos y su maldad en extremo contenida. Por lo que no produce esa sensación de estar observando a un loco fanático que solo busca la violencia.
El problema principal de poseer varios personajes e historias es intentar que todo se conecte en función de la trama principal. Esto no ocurre porque parece ser más importante instalar los conflictos que desarrollarlos, lo cual deja mucho que desear para la próxima película. En las más de dos horas que dura, hay varias escenas que pasan más por relleno que contenido. Y esto es responsabilidad de J. K. Rowling como la guionista del filme.
En esta ocasión se presentan varios giros y descubrimientos que se hacen a lo largo del largometraje, lo que mantiene la expectación presente durante toda la cinta. De hecho, el final termina de una manera brutalmente emocionante. Podría mencionar a qué final se parece de alguna de las Harry Potter, pero me parece mucho spoiler.
El universo maravilloso de Rowling descansa en la dirección de David Yates en recrear la misma magia que ha encantado a millones de seguidores. Su punto fuerte es haber logrado una obra visualmente encantadora, que dejará satisfecho al muggle más quisquilloso.
Una pieza ligera que se sostiene en el mundo literario de su autora y en los hombros de sus actores. Vale la pena ir a verla, no lo lamentarán.
Por Constanza Lobos
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