Volver sobre la poesía que ya habíamos leído, siempre es una experiencia nueva. Creíamos saber de qué trataba, pero descubrimos aristas que no habíamos contemplado, lo cual transforma nuestro pensamiento y sentimiento. Esta experiencia ocurre cuando leemos la antología Las renegadas, publicada por Lumen (Penguin Random House). La selección y prólogo están a cargo de la talentosa Lina Meruane, por lo que esta antología reúne a dos mujeres importantes de la literatura nacional, que no confluyeron en el tiempo, pero sí en la pasión y amor por la literatura.
Lina Meruane homenajea la pluma de Mistral, recogiendo los poemas que tienen como tema central a las mujeres, aquellas que de alguna u otra forma han abandonado los parámetros impuestos por la sociedad, para ir en busca de otros ideales. Por esa razón, la palabra renegada, es significativa en todos los sentidos posibles. Y en este gesto, la sensatez de Meruane sorprende porque finalmente, vuelve a dar un significado a los poemas de Gabriela Mistral y da cuenta del por qué leerla hoy en día, es tan necesario. Justamente, estamos en una deconstrucción y, al mismo tiempo, resignificación de nosotras mismas, en el cuestionamiento sustancial de cómo somos, cuál es nuestro espacio y cómo nos armamos desde nuestra propia naturaleza, abrazando los ideales que soñamos sin las normas patriarcales de por medio.
Ahora bien, y tal como comencé esta reseña hablando del retorno, volver a Mistral es iniciar un camino que ya habías recorrido, pero que por alguna razón se vuelve excitante, apasionante e inesperado. Te atrapa y no te suelta hasta que logras entender que la poesía de Gabriela logró reunir y darle un espacio necesario a la diversidad de mujeres, con las que quizás compartió, escuchó, observó o simplemente habitaban su imaginación. En su escritura habitan las antiguas y nuevas generaciones, y en ese sentido su figura se transforma en una visionaria y en un espejo que camina entre las generaciones. Desde donde se encuentre nos vuelve a interpelar y a hablar desde el lugar de la grandiosidad y genialidad de su literatura.
Mención más que necesaria y especial para el prólogo de Meruane, quien logra cautivar con el relato de su experiencia como lectora desde la adolescencia, de la poesía de Gabriela Mistral. Titulado como “Una en mí maté”, da cuenta de cómo la figura de la poeta, tan mal leída por la sociedad de nuestros tiempos, se transformó en una ardiente inspiración para quienes hemos soñado con escribir. Así, nos relata cómo su lectura fue transformadora, al señalar que: “En mi lectura se ascendieron las voces de tantas mujeres que, como ella, se habían apartado del recorrido que les señalaba su tiempo. Mujeres que, siguiendo el oscuro mandato de la poeta -una en mí maté… ¡vosotras también matadla!-, habían aniquilado a la que en ellas eran sumisa y sedentaria”.
Como recomendación, ojalá el acercamiento a este libro sea desde la soledad física, pero en compañía de sí misma porque para leer a Mistral y Meruane no se necesita más que tenernos a nosotras, para soñar a través de la palabra. Donde estés que este libro te transforme y te inspire a seguir tus ideales más profundos y oprimidos.
Por Belén Gajardo
Me encantaron las palabras al final de tu reseña..
ResponderEliminarGracias por esta reseña. Definitivamente dos mujeres a las que hay que leer.
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