Dentro de los estreno que llegan esta semana a cartelera, tenemos al filme ganador de la mejor dirección en el festival de Venecia… del 2016. “Paraíso” de Andrei Konchalovsky, una película sobre tres personajes que cruzan sus caminos durante el holocausto en plena segunda guerra mundial.
Considerando la gran, gran cantidad de películas que se han hecho en base a los terribles eventos que transcurrieron durante el holocausto, es difícil pensar que llegue algún filme que logre innovar y mostrarnos algo nuevo. Paraíso en este sentido lo logra a medias, pues a pesar de tener una historia relativamente simple y predecible, los personajes se construyen de manera compleja, pero al mismo tiempo se ven excesivamente estilizados en su tratamiento.
De esta forma, Konchalovsky intenta complementar una hermosa fotografía en blanco y negro con interrupciones narrativas en forma de entrevistas, que, a pesar de que tienen un propósito particular, terminan por entorpecer la narrativa y el ritmo de la película.
Lo que sí es un punto fuerte es el rol protagónico de Yuliya Vysotskaya, brillando con fuerza en cada momento que está frente a la cámara. Sin embargo, esto no logra ser suficiente para darle a Paraíso el título de antológico respecto a los otros filmes sobre el holocausto.
A veces las decisiones formales que toma el director logran elevar a un filme hasta lo más alto, pero en el caso de Paraíso, hay altos y bajos en lo que respecta al tratamiento. El exceso de formalismo a la hora de construir la historia termina por verse como algo más pretencioso en vez de aportar al desarrollo una narrativa que, sin tanta interrupción, se disfrutaría mucho más.
Dentro de todo, Paraíso es una película que vale la pena mirar, pues es de esos que pueden lograr discusiones enriquecedoras acerca de la naturaleza de las películas que hablen del holocausto y el nazismo.
Por José A. Pino
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