Johnny English, histórico agente de la inteligencia británica, ya se ha jubilado de la fuerza, y se dedica a enseñar sus conocimientos en una escuela de élite. Sin embargo, ante un hackeo y robo de datos, él será el único que pueda ayudar al gobierno inglés y salvar el día
No hay duda que las películas de James Bond han sido de lo más importante y relevante del cine británico. Es común ver referencias, chistes, parodias las ha habido por montones, y es claro que la saga de Johnny English es una de las más destacadas. Ya desde su primera entrega, en el año 2003, se podía ver que sería una de las parodias más destacas.
Es que la presencia de Rowan Atkinson (Mr. Bean) no puede ser ignorada, el actor responsable tras los inolvidables y gestos y humor de Mr. Bean vuelve para reinterpretar al torpe agente inglés en la tercera entrega de la saga.
Dirigida por David Kerr y protagonizada, además de Atkinson, por Emma Thompson, Olga Kurylenko, Ben Miller y Jake Lacy, Johnny English: De nuevo en acción presentará a un agente veterano, que lo reintegran luego del retiro y tendrá que enfrentarse a un mundo del espionaje e inteligencia que ha cambiado drásticamente desde que él estaba activo.
Más allá de la trama principal, del robo de datos e información clave del gobierno británico, la película también enfrenta precisamente a English con las nuevas tecnologías que definitivamente no entiende, y es así que nacen muchos chistes de la película.
Si bien conocemos a Atkinson y su tipo de humor que lo ha hecho mundialmente famoso, esta película carece de un elemento novedoso. Muchísimos chistes pueden anticiparse con bastante tiempo, situaciones que más que cómicas pueden llegar a ser incómodas por lo repetitivo y obvio que son, lo que no le hace un favor a la película.
La película tiene su mensaje y un humor muy característico, la marca personal de Atkinson, pero que, en esta ocasión no se reinventó como debió y cayó en repetir fórmulas que funcionaron hace 15 años.
Por Luis Umpierrez
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