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9/13/18

[Reseña cine] Godard, Mon Amour: La revolución y el desamor que marcaron la vida de Jean-Luc Godard

El cine de los años sesenta representó muchos cambios, los cuales estuvieron influenciados por los variados conflictos políticos de la época. Entre eso, la figura del cineasta francés Jean-Luc Godard marca un hito importante, ya que sembró las bases fundamentales de un movimiento vanguardista, el Nouvelle Vague. En medio de su auge que lo llevó a tener una gran popularidad, más los posteriores cambios que lo llevarían a acercarse más a la política y a experimentar con nuevas técnicas cinematográficas que mezclaban el lenguaje del documental con la ficción, existió una historia de amor que estuvo metida en medio de todo ese caos mediático. De esa historia se hila este biopic dirigido por Michel Hazanavicius, conocido por dirigir la premiada “El Artista”.


Aquí la protagonista de la película es ella, Anna Karina. Una hermosa actriz francesa de 19 años quien decide entablar una relación con el director luego de conocerlo en el rodaje de una película. Ella nos va relatando desde el comienzo el tipo de persona que es Godard en ese momento, la fama que lo precede como artista, porqué está enamorada de él. En base a eso, la deconstrucción de una relación que ya está establecida desde los primeros minutos es lo que nos permite ir profundizando en Godard por medio del rechazo, al ser el poeta que desde fuera de su cine lucía más por su prepotencia e inseguridad. Anna refleja todo lo contrario, el extremo paciente y silencioso de alguien que ama, pero también de alguien que comienza a perderse lentamente en medio de una revuelta de proporciones. Esta mezcla es llevada con soltura por el director, gracias a lo bien que maneja el ritmo mediante la música y su humor sutil, lo que ya viene a ser parte de su sello que busca ser reminiscente a otra época, a otra forma de hacer cine.


No siempre funciona perfecto, ya que por momentos no hay una idea muy clara de hacia dónde va la historia, especialmente en la primera mitad. Godard comienza a entrar más en la política y al mismo tiempo aparecen sus signos de deterioro, pero le dan mucha pantalla a él y no siempre termina siendo relevante. Hay algunas escenas muy parecidas entre sí y puedes llegar a desinteresarte, en especial si no estás familiarizado ni interesado en el conflicto social de la época, menos aún por las pocas opciones de empatizar con Godard. Pero todas las labores en la dirección permiten que nunca se vuelva aburrida, ya sea por esa actitud desagradable de Godard que llega a ser llamativa, o simplemente al dejarte llevar por una cinematografía que es bella de ver y liviana de escuchar. Estos reparos se van solucionando llegando a los capítulos finales, donde Anna tiene la oportunidad de ganar más protagonismo, y sin necesitar de diálogos para conseguirlo. Esa gracia hay que atribuirlas en parte a la buena elección de Stacy Martin para el papel.


En definitiva, Godard, Mon Amour no parece ser una nueva gran ganadora de premios este año, pero es un buen biopic. La película aprovecha a un director que le viene bien trabajar con películas de época para darle ritmo y sobriedad a un relato valioso por lo que representa, introduciéndonos en un aspecto poco conocido de uno de los directores de cine más influyentes de su generación, independiente de que la cinta nos hable más de los conflictos de su Godard con el sistema, que de su estilo de para hacer cine. Aunque en el fondo, la relación sea más estrecha de lo esperado.


Por Andrés Leiva

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