Lo que comenzó como una película sencilla en el 2013, con actores del alto de Ethan Hawke y Lena Headey. Esta semana se estrena la que sería la cuarta entrega de la saga; que busca explicar el origen de esta práctica macabra.
Con la misma y repetida premisa, una vez al año por 12 horas las personas pueden hacer prácticamente lo que quieran. Los servicios médicos y policiales están suspendidos durante ese período de horas. El propósito de todas las purgas es mantener bajo el 1% la tasa de criminalidad y que, supuestamente es bueno para la economía.
Esta vez, se nos muestra que todo partió como un experimento de los Nuevos Padres Fundadores de los Estados Unidos. Esta mediación fue para poner a prueba una teoría sociológica que supuestamente apuntaba a un bien superior. Claramente no es el caso.
Podría seguir contándoles de qué trata, pero eso no quitaría el hecho de que este filme es la consagración de una franquicia desaprovechada. Se le tenía fe en un comienzo, pero el ritmo de la película provoca que la tensión se pierda en el camino. La falta de estructura del guion es muy notoria.
Al final todo se convierte en un espectáculo predecible de violencia, porte de armas y primeros planos de personas con máscaras que dan miedo. Si son seguidores de la saga seguramente no les dolerá tanto el salto en baja calidad.
Por Constanza Lobos
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