Justo en medio de la polémica por la tenencia de armas en los Estados Unidos, se estrena esta semana en la cartelera nacional Deseo de Matar (Death Wish), una apología a la tenencia de armas. Protagonizada por Bruce Willis, y dirigida por Eli Roth, esta película es un remake del clásico de los 70 “El Vengador Anónimo” de Charles Bronson, donde, al igual que la versión actual, un hombre común se convierte en un vigilante para vengar a su familia.
Bruce Willis interpreta al exitoso cirujano Paul Kersey, dedicado tanto a su trabajo como a su familia, pero su vida cambiaría drásticamente cuando un robo en su casa termina con su esposa muerta (Elizabeth Shue) y su hija en estado de coma (Camila Morrone). Ante la impotencia y la incompetencia policial, el doctor Kersey decide tomar el toro por los cuernos; armado de una glock 17 sale a limpiar las calles y buscar a los asesinos de su esposa.
La película se centra en la caída mental de Paul Kersey, quien de primera mano experimenta la irracionalidad de la injusticia, ve como es destrozada su familia, destruida su intimidad y que los delincuentes siguen libres. Sumido en la desesperación y en el trauma por lo sucedido se vuelve un vigilante asesino (apodado el Ángel de la Muerte), con un deseo de sangre, provocar y vengar toda injusticia que esté impune.
Llena de violencia bastante gráfica, la película se vuelve una apología a la violencia, y lo peligroso a mi juicio, una apología a tomar la justicia por mano propia, entendiendo que la policía simplemente no da abasto ni otorga las respuestas que la ciudadanía espera y que la única solución es volverse un “justiciero”, tomar un rifle e impartir tu propia justicia.
En cuanto a las actuaciones, queda claro que Bruce Willis es un experto en filmes de acción y que tiene un lugar bien ganado como hombre de acción. Complementan el elenco Vicent D’Onofrio como Frank Kersey y Dean Norris, como el detective Rains, quienes dan un refresco y dan liviandad a la película.
Una película entretenida, con bastante acción de inicio a fin, recomendada a quienes son fanáticos del género, pero tomando en consideración que la violencia es más gráfica que a la que estamos acostumbrados a ver normalmente en las producciones de Hollywood, y que, precisamente esta exageración, le quita por momentos la seriedad a la película, pero que lejos de perjudicarla, le da otro aire.
Por otra parte, queda para la reflexión este enfoque que tiene el director sobre las armas y su uso, en una sociedad donde los tiroteos son parte del día a día, y que en nuestro país empieza a ser tema, no parece el momento adecuado la perspectiva planteada en la película, esta que si eres atacado, la solución es armarte y vengarte contra quien quieras.
Por Luis Umpierrez
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