La historia de Chile ha estado marcada por sucesos dolorosos que han dejado fragmentaciones y heridas que aún son difíciles de sanar. Uno de los personajes más dañinos de nuestro país fue Augusto Pinochet, y a pesar de que murió hace años, cada vez despierta en nosotros el dolor y un sentimiento de injusticia, pues jamás recibió condena alguna. La única vez que tuvimos esperanza de que pudiese pagar sus culpas, fue en suelo extranjero y de la mano de un juez español.
Es exactamente este episodio histórico el elegido por Carlos Tromben para hacer converger a tres personajes y a tres culturas distintas. La señora del dolor, tiene como escenario un Chile que repasa algo de su historia del siglo XX, pero se detiene en justamente un episodio que involucra directamente a Pinochet, como su detención en Londres el año 1998. Este es el contexto en el que la vida de estos tres personajes se mezclará entre sí. Estamos hablando de una novela que nos dice de principio a fin la palabra encuentro, lo que puede significar algo maravilloso, pero también nefasto. Y es que pareciera ser que el libro se encarga de todas los efectos que tiene el choque entre culturas, historias y personajes.
La señora del Dolor es una novela infinitamente interesante como desbordante. Y es que en su inicio nos narra la historia de Satoshi Kusanagi, un japonés que llega a Valparaíso en barco y es dejado por sus compañeros, debido a una enfermedad. Con la esperanza de volver pronto a su país, no sabe que tendrá que esperar años para volver solo de visita a Japón, junto a su nieto Patricio Borja Kusanagi. Tampoco sabe que su historia y la de su familia enlazará a Martín Concha, un exitoso empresario que de la noche a la mañana cambia el rumbo de vida, convirtiéndose en un taxista de las calles de Santiago, y con Soffia Ström, mitad chilena y sueca que retorna a Chile en busca de la verdad de la muerte de su padre biológico. De esta manera, encontramos tres historias tan diversas entre sí, pero que al fin y al cabo convergen en el dolor. El dolor de estar lejos de la patria, de la cultura, de la pérdida y el dolor que puede significar la búsqueda de la verdad. El escenario en el que se desarrollan estas historias pareciera ser propicio para estos personajes y sus acontecimientos, como es nuestro país.
La novela desborda no solo por su contenido, sino también por las estrategias literarias que su autor utilizó. Encontramos distintos tipos de narrador en su desarrollo, los cambios de historia de un personaje o una época a otra son abruptos pero interesantes, de hecho no tienen capítulos o títulos que nos adviertan de lo que vendrá a continuación. Además, nos mantiene en un constante asombro, pues nos hace sentir que estamos frente a una película de principio a fin, y que el constante cambio que tiene en estilo de narración y personaje se asemeja al cambio de escena o de cámara en cine.
Otro de los aspectos interesantes es que la narración literaria se mezcla con el registro periodístico como la entrevista y hay alusiones, en la escritura, a la voz testimonial, como de quien recuerda un episodio y entrega su versión de los hechos al narrador. Esto es novedoso y aplaudible para Tromben.
Finalmente, La señora del Dolor es una de las novelas más novedosas del último tiempo, en la que nos entretenemos, asombramos y sufrimos con los personajes y con la historia que pareciera ser mundana, pero que finalmente es grandiosa en todos los aspectos posibles. Detrás de la historia del linaje Kusanagi, Martín Concha y Soffia Ström no hay más que dos palabras que podrían retratar la historia de Chile: encuentro y dolor.
Por Belén Gajardo
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