La vida de Violeta Parra resulta ser grandiosa en muchos aspectos. Poseedora de una genialidad exorbitante, su figura se ha erigido como una de las artistas más importantes de nuestro país. A pesar de esta genialidad inconmensurable, llevaba a cuestas el tormento de aquellos pasajes oscuros y tristes (algunos desconocidos de la esfera pública) que nos muestran la intensidad de su vida entera. El ímpetu no solo aparece en su obra, sino que también en todos los rincones posibles de su vida personal.
Es de conocimiento popular y cultural su música, su trabajo artístico como bordadora en arpillera, como también su carácter difícil y lo desafiante que podía llegar a ser. Sin embargo, desconocemos el contexto de la Violeta, aquel tiempo histórico y social que fue escenario de su vida y cómo este afectó la mayoría de su obra y vida personal.
En la travesía de desenredar la madeja de la vida de Violeta Parra, se embarca Víctor Herrero en Después de vivir un siglo: una biografía de Violeta Parra. Un libro tan apasionante como antojadizo, pues la historia social y política de su tiempo, el funcionamiento familiar en la que creció no sólo son descritas y estudiadas meticulosamente, sino que también nos dan muestra de la influencia directa que tuvieron en la conformación de la Violeta humilde, aquella que quería vivir de la simpleza de sus canciones y sus creaciones artísticas. No obstante, esa simpleza no iba de la mano con los deseos que tenía: no sólo mostrar el folclor chileno a nivel internacional, sino que crear un espacio reservado para la cultura y tradición chilena, en su carpa ubicada en La Reina.
Lo interesante del libro de Víctor Herrero es que además conocemos la historia de los padres de Violeta, Nicanor y Clarissa; los hermanos de Violeta y la relación entrañable entre la artista y su hermano mayor Nicanor Parra, quien además fue el responsable del acercamiento de Violeta con la poesía. Su hermano declararía que ella era la verdadera poeta de la familia, con creaciones como “Mazurquica Moderna”, que presentan un nuevo lenguaje, una nueva realidad. Se conjuga así, la historia musical con la vida personal de Violeta, además de conocer sucesos no menores con sus amantes, siendo Gilbert Favre, la inspiración para “Run Run se fue pa´l norte”.
Lo curioso y bonito a la vez, es que así como Violeta fue recopiladora de las letras de los pueblerinos de Chile, el libro pasa a ser la recolección de la composición de las canciones de Violeta, la conformación de su familia, su arte, y su gran labor de recopiladora de la música, y eso es mérito del exhaustivo trabajo del autor.
La principal motivación de Violeta era cruzar al continente europeo y dar a conocer el folclor chileno, pero también exponer la desigualdad e injusticia hacia los obreros, como al pueblo mapuche. El libro nos muestra a una Violeta perseverante y valiente, pero a veces tozuda, lo que nos hace reflexionar sobre el rol femenino que decidió interpretar.
Frente a un patriarcado que imperaba con gran poder en la época, construyó sus propias alas para escoger nutrir su vida artística y amorosa, más que la maternal. Pero, no debemos juzgarla, pues también los hombres que aparecen en el libro y que se conectaron sentimentalmente con Violeta aparecen como sujetos un tanto negligentes, como es el caso de su segundo esposo Luis Arce, hombres que muchas veces se sintieron avasallados con esta mujer de estatura normal, pelo negro y carente de todo artificio superficial.
Leer el inmenso trabajo de Víctor Herrero es un regalo. No sólo se rescata la historia artística de Violeta, sino que recoge los roles que escogió en una sociedad liderada por hombres. Su suicidio no es más que la metáfora de lo que Violeta hizo en vida: abrir las jaulas que le impedían avanzar. Estemos de acuerdo o no con sus elecciones personales da igual, pues el libro nos presenta a una mujer sorprendente que llegó al mundo a escoger su camino y a quitarse el papel que debía cumplir. Una rebelde cargada de genialidad, como de una intensidad que a veces le jugaba en contra. Aún así, es necesario leer esta autobiografía para entender por qué la grandeza de Violeta nunca morirá.
Por Belén Gajardo
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