Desde pequeños nos imponen patrones de conducta, nos comportamos de cierta manera para encajar en la sociedad o seguimos pautas conductuales impuestos por el núcleo familiar, pero a medida que vamos creciendo adquirimos nuevas formas de pensar, de comportarnos, para así tratar de ser nosotros mismos a pesar de lo que nos imponga el entorno. Tener el valor de salir de nuestra zona de confort para adquirir nuevas experiencias e ir creando nuestros propios ideales para finalmente descubrir quienes somos en realidad. La película de la que les comentaré hoy se trata de esto, del premio al esfuerzo, de la valentía para atrevernos a conocer nuevos mundos y finalmente sentirnos realizados. Les hablo de la película francesa: Polina (Polina, danser sa vie), basada en la novela gráfica de Bastien Vivés. Dirigida por el distinguido coreógrafo de danza contemporánea Angelin Preljocaj y su esposa, la realizadora Valérie Müller y contando en su elenco con Anastasia Shevtsova como protagonista, Juliette Binoche, Niels Schneider, Miglen Mirtchev, Aleksey Guskov y Marie Kovacs. Una película que ya se encuentra en la cartelera de cine de nuestro país y que los hará reflexionar a medida que los encantará con escenas hermosas e hipnotizantes.
Polina (Anastasia Shevtsova), es una humilde joven bailarina clásica rusa que aspira ingresar al ballet de Bolshoi. La película nos muestra su recorrido desde que, a los ocho años de edad, a principio de los años 90, ingresa a una estricta academia de ballet clásica, en donde es frecuentemente criticada por su entrenador. Pasan los años, ya es una adulta y su más grande sueño, para lo que se ha entrenado toda su vida, es ser parte del ballet del teatro Bolshoi, un símbolo de Rusia y que tiene el repertorio de baile más rico del mundo, un lugar majestuoso. En medio de este proceso asiste a un espectáculo de danza contemporánea que la conmueve tan profundamente que se dará cuenta que busca algo más, ir más allá de la danza clásica y conocer la danza neoclásica que es cada vez más potente. Es en este nuevo camino que sufrirá varios inconvenientes dramáticos que amenazan sus aspiraciones artísticas a la vez que su manera de ver la vida va cambiando bruscamente.
Polina, es una película bastante original, en donde se utiliza el baile como recurso para una reflexión crítica acerca del premio al esfuerzo personal y como con perseverancia, saliendo de nuestra zona de seguridad podemos ser capaces de lograr todo lo que nos propongamos.
La protagonista es un personaje bastante particular, perfeccionista, que siempre ha vivido de acuerdo a los límites, a una pauta establecida desde que es pequeña, pero que finalmente se da cuenta que es una mujer monótona, que no se encuentra feliz con su realidad. Decide emprender un viaje y sacar toda su fuerza interior para esquivar los obstáculos que van apareciendo en su camino. Se da cuenta que ya no quiere realizar las coreografías de los demás, sino que crear las suyas propias, ver el mundo como nunca antes lo ha visto y finalmente darse cuenta que la Polina de Bolshoi ya no existe, ahora existe una chica dispuesta a romper las reglas.
Quiero destacar el gran montaje, en donde las secuencias de danza son capaces de hipnotizar, escenas que resultan casi poéticas, que junto a la música perfectamente adecuada logra cautivar y calar en lo más hondo del espectador. Vemos en el transcurso de la historia como una pasión puede resultar un tormento, la tolerancia a la frustración, como la obsesión puede llegar a ser peligrosa cuando se busca la perfección, demostrándonos que finalmente los extremos pueden llegar a ser dañinos.
Personalmente la película me gustó mucho, me mantuvo enganchada de principio a fin y fue fácil empatizar con la protagonista. Lo que más me gustó y siento que logró cautivarme por completo fueron las escenas de baile, en donde las secuencias de danza resultan elegantes, sutiles, llegando a ser sublimes.
Les recomiendo Polina, una película que nos habla acerca de madurar, de conocernos a nosotros mismos para así lograr nuestras metas, de atrevernos a emprender nuevos viajes y conocer otros mundos.
Por Camila Toro F.
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