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5/17/17

[Reseña cine] Kóblic: Cuando los protagonistas hacen de salvavidas

Después de la gran oleada de cine chileno que llegó a nuestra cartelera desde más o menos comienzos de marzo, llegó la hora de que nuestros amigos trasandinos trajeran a este lado de la cordillera un poco de su buen cine de exportación. Así, este jueves tendremos en nuestras salas la última película de Sebastián Borensztein (Un Cuento Chino), llamada Kóblic.


La película trata sobre el ex capitán de la Armada, Tomás Kóblic (Ricardo Darín), quien durante la dictadura argentina a fines de los 70 participó en los denominados “vuelos de la muerte” —donde arrojaban vivos al mar a los detenidos desaparecidos—, y que al retirarse encuentra refugio en Colonia Helena, donde la palabra del déspota comisario Velarde (Óscar Martínez) es ley absoluta.

En términos generales, puedo decir que “Kóblic” es una película que te deja con una sensación de relativa satisfacción, lo cual en este caso no es algo muy bueno. Para ser más preciso, la película funciona con más eficiencia que espectacularidad; su guion es el clásico de manual (salvo por una gran excepción), y por esto la historia marca notoriamente sus tres actos a lo largo de la película, además los conflictos se ven manejados de manera predecible —pero no menos efectivo a la hora de contar la historia— y en ciertas ocasiones había secuencias donde costaba encontrar la verosimilitud de lo que se ve en pantalla. Aun así, la película tiene ciertos vestigios de espectacularidad, principalmente en escenas donde parecían mezclarse elementos del género Western e incluso del cine Noir y que, ayudado también en la excelente fotografía de esta obra, nos deja con un sabor muy dulce en materias más cinematográficas.


Ciertamente los puntos más fuertes de la obra son sus dos protagonistas; Kóblic, quien es interpretado por Darín, quienes muchos ya conocen por películas como Nueve Reinas o El Secreto de sus Ojos, él logra una química fantástica con Óscar Martínez —quien interpreta al coronel Velarde—, a tal punto que son las escenas entre ellos dos las que permiten que este filme no se hunda por completo. Esto se debe en gran parte a que los dos personajes funcionan como dos villanos que se enfrentan entre sí, a diferencia del clásico héroe vs villano. Los matices que se le dan a la ambigüedad moral y a la crudeza emocional de estos personajes, sumado al tremendo trabajo de sus intérpretes es definitivamente el salvavidas de esta película que podría haber pasado con más pena que gloria.


 Por José A. Pino

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