Desde que comenzaron las adaptaciones de los personajes de cómics a la pantalla grande y la televisión, nos hemos deleitado con incontables interpretaciones de nuestros personajes favoritos, algunas memorables, otras no tanto. Muchos superhéroes y villanos han sido interpretados por más de un actor; Batman, Spiderman, Hulk, Daredevil, Superman, Flash, entre muchos otros más. Sin embargo, desde su primera aparición en el cine, sólo ha habido un Wolverine, Hugh Jackman. La reseña de hoy es para Logan, la última película donde veremos a Hugh como el personaje que lo llevó a la fama mundial luego de su primer rol en la película X-Men del año 2000.
Me gustaría comenzar dando las gracias a un filme en particular: Deadpool. Gracias a Deadpool, Fox se dio cuenta de que puedes hacer una película basada en personajes de comics y darle clasificación +14 (o “R” como le llaman en Estados Unidos) y ganar tanto o más dinero que haciéndola apta para menores de edad. Si esto no hubiese sucedido, no tendríamos una de las mejores películas de la saga X-Men. Esto supuso el escenario perfecto para una película de Wolverine, donde se hace presente la violencia gráfica, el vocabulario fuerte y las tramas crudas y complejas, tal y como en su material de origen. Esto, de hecho, se nos deja clarísimo en los primeros 10 minutos de la película, y esta esencia se mantiene fiel hasta el final. En todas y cada una de las escenas donde vemos a Logan o a X-23 en acción vas a tener que recoger tu mandíbula del suelo, te lo garantizo. Además, cabe destacar el gran valor que representa la pequeña Laura, o X-23 (Dafne Keen) en esta película, deberíamos dar una ovación de pie al director de casting y a James Mangold por haber tomado la mejor decisión respecto a un personaje tan importante como ella. Su performance es tan memorable que hasta te olvidas por un segundo que cuando pasen los créditos, no verás más a Hugh Jackman como Wolverine.
Logan no es sólo una película más del universo X-Men, es la culminación de una era, y que mejor que terminarla con la obra más madura, más cruenta y visualmente imponente de todas. De hecho, es muy probable que si entras a la sala de cine esperando escenas de acción cada 10 minutos tipo John Wick, salgas decepcionado. La película se toma su tiempo, y con razón. Una historia como esta no puede escatimar en diálogos, buenos diálogos que nos ayudan a entender el porqué de todo lo que estamos viendo y de cómo las cosas llegaron a ese punto, de cómo estos personajes pasaron de vivir en una mansión en Westchester, a esconderse en una fábrica en Texas, de por qué la pequeña Laura es tan similar a Logan, de dónde viene y por qué la están persiguiendo. La mayoría de las preguntas no quedan sin respuesta, y esto se debe al gran trabajo que hicieron James Mangold, Scott Frank y Michael Green escribiendo la historia. Ningún elemento existe sin un propósito, y la forma en que logran crear una metáfora de situaciones que están sucediendo hoy en la realidad y la plasman en esta historia de ficción de mutantes, es simplemente fenomenal. Otro gran mérito que se puede agregar a Logan es que en ningún momento deja de sorprenderte. Cuando crees que ya viste todo lo que había por ver en la película, ¡BOOM! Otra sorpresa. Aun así, me parece que hay ciertos elementos del guion que no calzan muy bien, pero son cosas muy pequeñas que se dejan pasar por el bien de la historia y que de ninguna manera logran empañar la gran calidad que tiene la película.
Para terminar, déjame decirte que Logan no sólo te va a impactar, te va a emocionar quizá hasta las lágrimas. Te va a sorprender y te hará reír. Todo esto crea un conjunto de emociones dignas de un adiós a una de las mejores interpretaciones de un personaje de comic en la historia del cine, lo único que nos faltó fue el traje amarillo y azul.
Hasta siempre, Hugh.
Por José A. Pino
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