En el mismo año en que Ridley Scott vuelve a su franquicia favorita, películas como LIFE nos recuerdan las grandes influencias que generan obras maestras del cine. Que ambos filmes calcen en sus propuestas y con tan poca diferencia en sus fechas de estreno puede llegar a ser confuso. Sumar eso a la polémica instaurada por una posible conexión oculta a la recién anunciada Venom gracias a una escena usada en el trailer que es directamente extraída de Spider-man 3 es aún más extraño. Lo cierto es que nada de eso tiene relación con la realidad; LIFE avanza por un carril propio. No lo hace con brillantez, la manera que resuelve un guion simple no termina siendo la mejor, pero que se sienta tan afinada al género de ciencia ficción/terror requiere conocimiento en el tema, y el buen uso de sus referencias es crucial.
Pensemos en el descubrimiento de vida alienígena, una nave espacial y la criatura que al revelarse pone en riesgo la vida de la tripulación. ¿Les recuerda a algo? Es la premisa de Alien, y no hay forma de olvidarse de ese detalle. Pero dentro de las infinitas posibilidades de construir una historia, LIFE se apega a traer este tipo de terror a un contexto actual y fácilmente reconocible. Viajes a Marte, o personas comunes y corrientes en un rol de investigación ayuda a que la introducción al suspenso te llene de interés. La gracia en este caso es que toda la trama se define como un reto de inteligencia, donde un grupo humano conformado como un equipo debe aprender a enfrentarse a una amenaza desconocida y letal. Bajo esos términos, la película mantiene tu atención sin complicaciones, lo que es debidamente ayudado por los elementos visuales. El clásico énfasis en la relación de los personajes con la nave es adecuado, pero la criatura alienígena es la clave del éxito al estar bien diseñada y aún mejor digitalizada; es un placer ver sus movimientos en pantalla y rememorar sus claras inspiraciones artísticas. Cada vez que la vemos causar algún tipo de daño a nuestros protagonistas es bien trabajado desde lo visual y sonoro, por lo que la tensión en ese apartado funciona.
Por un lado más pesimista, la función de la tripulación comienza bien, pero va mostrando sus costuras a medida que el conflicto se esclarece. Ryan Reynolds, Jake Gyllenhaal y Rebecca Ferguson encabezan un reparto de seis tripulantes que luchan por no ser prescindibles, aunque presentir que fallarán tiene sus fundamentos. Algunos de ellos si llegan a importarte por lo que arrastran detrás, pero no es algo que logra sostenerse lo suficiente, porque lo realmente relevante está puesto en el plan de supervivencia. Así, cuando llegas a una resolución del conflicto te das cuenta de que no había tanto más para escarbar detrás, por lo que la idea de esperar ver algo inolvidable queda en duda. Un ejercicio de suspenso constante pero sin grandes argumentos es como terminaría de explicar lo que permite a LIFE cumplir con su audiencia, aunque probablemente sólo será recordada como la antesala al regreso de Scott en un par de meses, un daño difícil de remediar.
Por Andrés Leiva
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